Curiosa sociedad

Aquí sigo, escribiendo ininterrumpidamente ahora desde el confinamiento necesario y solidario.  Hasta el día de hoy he conseguido superar la depresión que puede ocasionar la situación, pero me considero un privilegiado respecto a muchas personas y especialmente con los colectivos de médicos, enfermeras, repartidores, personal de supermercados y de seguridad, policía local, nacional o guardia civil y todos los que, de alguna manera u otra, corren más riesgos que los demás para protegernos. También a los profesionales de la información, si bien aquí debería hacer distinciones al comprobar que hay egos que se sobreponen al interés común y posicionamientos ideológicos que no vienen al caso.

Excluyo de todo agradecimiento a los políticos que aprovechan tan penosas circunstancias para librar sus batallas dentro y fuera de las instituciones y que pervierten aun más el uso de las redes sociales que, como muchos de los grandes descubrimientos de la humanidad, constituyen una herramienta brutal para hacer el bien pero usada para esparcir el mal y la división.

Me ha salido del guión, mil disculpas. Ha sido una reflexión espontánea antes de lamentar las permanentes hostilidades entre Luis Rubiales y Javier Tebas, un destacado defensor de la derecha y la españolidad asociado con uno de los mecenas del indepentismo y la izquierda radical. ¡Lo que no consiga el fútbol!. Pero si acaso ya hablaremos de esas cuitas otro día. Anochece, el sol se ha puesto y el virus no se detiene. No obstante mañana, pasado, el otro o el de más allá, el sol alumbrará un nuevo día. Seguro.