Aquello eran fichajes

No creo que cualquier tiempo pasado sea mejor, aunque debo reconocer que el Mallorca no es la excepción que pudiera confirmar la regla.
Hubo pasados campeonatos del mundo en los que, como otros clubs, Miquel Contestí cuidaba de que sus colaboradores miraran a los jugadores de las distintas selecciones. Ya por aquel entonces quien ha sido el presidente más duradero de la historia del club, vaticinaba que el futuro del fútbol pasaba por Africa. No es del todo cierto, pero anda muy cerca.
Y fue en una Jules Rimet donde el orbe balompédico descubrió a un portero extraordinario, el marroquí Ezaki Badou. Y si, aquel Mallorca con bastante menos dinero que ahora, al menos por lo que presume, fue capaz de hacerse con los servicios de aquel guardameta legendario en su país por muchas gestiones que tuvieran que llevarse a cabo con las máximas autoridades marroquíes para superar no solamente la competencia de otros interesados en el fichaje, sino las numerosas trabas burocráticas de Rabat. Pero vino. Y más tarde, en circunstancias ya muy diferentes, lo hicieron Roa y el «Mono» Burgos, Arango y otros internacionales de renombre que dieron lustre al escudo bermellón.
Nada que ver con esos cuatro chicos, sin duda voluntariosos y quién sabe si con algún porvenir, procedentes de equipos de Segunda B y hasta uno que ha descendido a Tercera, sin duda debido a las deficiencias del resto de sus compañeros. Aquello, con perdón, era fútbol en serio y sin milongas. Lo de hoy, además de un cachondeo, es un cuento y no chino, preciasamente.