Autorización con reparos

De entrada y para evitar confusiones diré que no he logrado entender ni me ha parecido bien que pudieran entrar espectadores en partidos de Segunda B o categorías inferiores y no en los de la Liga de Fútbol Profesional. Añado que mi capacidad de comprensión y opinión está claro que solo me importan a mi. Vale.

A partir de ahí y convencido de que si el Gobierno quiere meterse en el deporte, el fútbol en concreto, tiene montones de normas más importantes  que el simple hecho de que cinco millares de espectadores puedan acceder o no a la grada de los estadios o canchas, una medida discriminatoria en tanto en cuanto favorece a determinados equipos frente a otros y cuestiona su aplicación en las últimas jornadas del campeonato al cambiar sobre la marcha la fórmula aplicada en el resto de la competición.

El Elche, por ejemplo, gozará del apoyo de su gente a diferencia del Huesca, el Eibar o el Valladolid, por citar a sus rivales por evitar el descenso. En Segunda ocurre lo mismo con el Castellón en contraposición al próximo visitante de Son Moix, el Alcorcón, que puede enfrentarse al Mallorca con público, posibilidad vetada para el Almería por lejos que esté del ascenso directo. Comparaciones paradigmáticas.

La alegría del visto bueno quizás impiden ver la injusticia de la decisión, como cualquier otra que no incida equitativamente entre todas las partes afectadas o implicadas. Cuando la Iglesia Católica calificaba moralmente la exhibición de las películas de cine, del 0 o el 1 las infantiles, hasta el 3R o 4 las consideradas inmorales, las del 3 a secas significaban «para mayores con reparos». Pues bien, esta del público en solo determinados estadios también se puede catalogar como «autorización con reparos».