Domingo negro

No pudo ser. El Mallorca B no hizo apenas nada para marcar un solo gol que le hubiera ascendido a Segunda B, la categoría en la que continuará el Atlético Baleares por quedarse a uno después de remontar el inicial del Mirandés que le remitía al mundo de la épica.

Cuando uno hace todo lo que puede y no basta, no queda sino recurrir a los tópicos que, cerrado el marcador, no sirven para nada. Si, Mandiola y su tripulación han firmado una grandísima temporada y pusieron todo su corazón para voltear una eliminatoria que tenían perdida. Pero ya fallaron frente al Racing y aunque superaron al Melilla, perdieron en Anduva lo que ayer pudieron ganar más por el pánico escénico de su rival, que por su apuesta por el fútbol. Esta vez su talismán no funcionó y Son Malferit baja el telón para acoger, a su vez, partidos de inferior categoría a la sombra del vecino y remozado Estadio Balear.

Ha sido un domingo negro. Una fiesta, la del primer equipo del Mallorca, y dos funerales. Y si, podemos glosar y honrar a los perdedores, seguro que lo merecen, pero nadie se acuerda de los subcampeones y las emociones devienen en llanto cuando el objetivo se aleja.

Y una reflexión. La presunta calidad del grupo III de Segunda B ha quedado en entredicho. También la del IV, aunque de este nunca se habló. Al menos por esta temporada el norte le ha ganado la batalla al sur que, por supuesto, si, también existe.