El coste de la insularidad

La Federación Española se dispone a aprobar el miércoles la composición de los cuatro grupos de Segunda B para la próxima temporada. La barbaridad es colocar a los tres equipos de Baleares, además del representante de Canarias y el Melilla, en el grupo I, lo que obliga a todos ellos a desplazamientos entre archipiélagos y nueve viajes de al menos una pernoctación en Asturias o Galicia. Un verdadero disparate.

La solución no es tan difícil. En el caso balear, es decir el grupo III tan sencillo como mover a los equipos de Aragón (Ebro y Ejea) al grupo centro o vasco navarro y el Orihuela, a treinta kilómetros de Murcia, en el Grupo IV donde, por lógica deberían estar tanto los norteaafricanos como el filial de Las Palmas. Tampoco sería tan complicado mover hacia el centro a equipos próximos a la capital como el Talavera, Linense o el Córdoba, a una hora de ave de la capital. El exceso de cupo en este grupo II se podría reducir con equipos de Castilla León como el Valladolid B, Burgos o Salamanca. Es cuestión de mirárselo un poco porque es evidente la desventaja tanto deportiva como económica en la que competirán todos los clubs ajenos a la España Peninsular, pero parece que el dinero en Las Rozas no preocupa demasiado. Pero seguro que en Palma, Eivissa, Santa Eularia, Gran Canaria y Melilla, si.