El cuento de la lechera

La Liga de Fútbol Profesional acaba de haber públicos los límites salariales de cada club de Primera y segunda división después del reajuste practicado tras el mercado del mes de enero. Los cambios, ya sean hacia arriba o para abajo, no son sustanciales aunque hay datos dignos de estudio. Por ejemplo la trayectoria del Levante con el segundo más bajo de su categoría después del Elche, pero lo realmente grave es que, siendo los que más dinero perciben del reparto televisivo pese a sus déficits millonarios, volvamos a encontrarnos con que tanto el Real Madrid como el Barça han sobrepasado sus restricciones en compañía del Atlético de Madrid y el Betis. ¿Y qué ha ocurrido?, pues nada que tienen meses para reparar el desvío y aquí paz y después gloria. Como asegura el spot publicitario de una casa de apuestas el fútbol es «descomplicado», de ello ya se encarga Javier Tebas.  A mayores, al primero le permite un mayor dispendio y se lo reduce a los otros tres.

¿Y el Mallorca qué?. Pues más o menos igual. Ha bajado alrededor de medio millón y sigue siendo el cuarto más importante de Segunda gracias a la compensación por el descenso, de la que también se benefician el Espanyol, líder indiscutible, y el Leganés, pero no el Almería que supera en 10 millones a los de Robert Sarver. Los árabes tienen más dinero que los americanos. Será por eso.

No obstante un somero repaso a estas cifras nos permiten otra reflexión al hilo de la referencia frecuente que Luis García Plaza usa para recordar la inferioridad económica del club respecto a sus competidores más destacados. Por la misma regla de tres podríamos argumentar que los 18 equipos restantes tienen a su vez límites y presupuestos mucho más bajos que los del Mallorca, el Rayo Vallecano, el más próximo unos 4 «kilos» abajo, el Tenerife unos 9 y de ahi para atrás. Particularmente admirables me parecen los casos del Sporting, con apenas 5,4 millones, la Ponferradina, 4,4 o el Mirandés, 4,3. Esos si que hacen milagros.