El marrón de la UEFA

Mientras desde su posición en el Bayern de Munich, Karl Heiz Rumennigue reclama un mayor entendimiento entre la FIFA y la UEFA, cada país europeo permanece a la espera de no se sabe muy bien qué para decidir cómo cerrar la temporada en vigor.

La intención de la LFP y la Federación Española, separadas  a su vez por la irreconciliable relación de sus presidentes Javier Tebas y Luis Rubiales respectivamente, es priorizar la continuidad del calendario, una solución que exigiría en primer lugar saber a partir de qué fechas se podrían reordenar las jornadas pendientes, presumiblemente a puerta cerrada -esto no les preocupa porque defienden el dinero de las teles, no a los espectadores- y estrechando al máximo los intervalos entre partido y partido, para lo que habría que escuchar a los jugadores y técnicos.

Las otras dos opciones parecen más alejadas: dar validez a las clasificaciones actuales sería injusto a tenor de la escasa diferencia de puntos en puestos clave y más drástico pero menos complicado en términos de homologación sería invalidar la temporada al completo, bueno para los de abajo y pésimo para los de arriba, incidencias presupuestarias aparte. Aunque aquí intervendrían después las decisiones de otras ligas adscritas a la UEFA para determinar la composición de la Champions y la Europa League en la 2020-21 y eso sin entrar a valorar los torneos de selecciones nacionales.

Lo que no sería aceptable de ningún modo es cambiar las reglas sobre la marcha. Se especula con la posibilidad de que asciendan a Primera el campeón y subcampéon de Segunda, con solo dos descensos y sin «play off», que también quedarían suspendidos en Segunda B bajando a los dos últimos clasificados de la categoría de plata para subir a los dos mejor puntuados entre los cuatro líderes de la de bronce. Y no, en mi opinión no se puede cambiar ninguna norma esencial en tanto en cuanto todos los participantes fueron inscritos con unas reglas determinadas y, por tanto, ineludibles.

Como conclusión opino que cualquier decisión debe ser común a todas las federaciones de un mismo organismo, la UEFA, que no puede lavarse las manos pasando a cada uno de sus miembros su propio marrón.