Fútbol o futbolín

El próximo jueves se reúnen los máximos representantes del Consejo Superior de Deportes, La Federación Española de Fútbol, la Liga de Fútbol Profesional y la Asociación de Futbolistas españoles para consensuar el protocolo sanitario que debe regir en el regreso de las competiciones en primera y segunda división. Unas medidas imposibles de cumplir para muchos de los equipos que militan en Segunda B y Tercera, que Luis Rubiales pretende que terminen a las bravas, es decir mediante un «play off» express y sin descensos para satisfacer a todos en vísperas de elecciones federativas. Mi pregunta es: ¿si pueden jugar los profesionales durante un mes y medio a partir del 8 de junio, por qué no pueden hacerlo los demás que, por mucho que se diga, tampoco dejan de serlo?.

En Las Rozas no se han tomado con verdadero desvelo la posibilidad de acabar la representación antes de bajar el telón y frente a las dificultades que entraña debido a la precariedad de ciertas instalaciones y la falta de recursos humanos y económicos que atenazan a los más modestos, no han tenido otra salida que cerrar le temporada por bemoles y con su mismo peso. Aun así pretenden añadir un quinto grupo de penados y penurias por si la presente realidad no aconsejara con evidente claridad abandonar la idea. Y eso que han tenido que correr con el gasto de adquirir material diagnóstico que los clubs no podían sufragar y que al principio quisieron imponerles. Ni tan solo esto.

Fuera de su ámbito, ya en categorías regionales, las dificultades son aun mayores, pues los clubs de regional son, sino deficitarios, si carentes de medios suficientes para adoptar unas medidas sanitarias mínimamente garantes para sus jugadores, estos si verdaderamente aficionados, y personal.