Igualdad relativa

Se dice que la igualdad es la característica que define con mayor exactitud la competición de Segunda. Esta temporada  por lo visto hasta el presente instante discrepo; lo siento, pero no lo creo. A falta de ver en acción al Leganés, me refiero contra el Mallorca, así como a Las Palmas, Fuenlabrada y Oviedo, ma atrevo a afirmar que los de Luis García Plaza viajan un escalón por encima del resto. Me ha gustado más el Sporting que el Espanyol, aunque los resultados me contradigan y soy consciente de que el rendimiento de los equipos, igual que la clasificación, puede variar sustancialmente de aquí al mes de junio.

Pero si aprecio grandes diferencias de los primeros clasificados a los de mitad para abajo. Unas distancias que no reflejan los puntos atesorados por cada uno, pero muy evidentes sobre el terreno de juego. Ya no digo en relación al furgón de tercera clase ocupados por Albacete, Alcorcón, Cartagena, Castellón o Sabadell sino que podemos añadir al Tenerife, el maltrecho Zaragoza,  Las Palmas de Pepe Mel y modestos del estilo del Lugo, Mirandés o Ponferradina a los que interpreto muy por debajo del pelotón de cabeza. Podíamos esperar algo más del Girona o el Málaga, a pesar de sus pesadas limitaciones económicas y sociales. En resumen: empiezo a plantearme que el Mallorca ses halla ante una oportunidad inmejorable para asaltar el ascenso directo. No sé si es el mejor, una apreciación muy subjetiva, pero si es el que juega mejor.

Vamos a ver qué nos depara el futuro y si esta plantilla, compensada y con unos recursos mejor dotados que la mayoría, es capaz de mantener este nivel a lo largo de los próximos siete meses. Mi impresión inicial es que sí, pero no soy profeta ni futurólogo así que me limito a observar la divergencia existente que desmonta ese mito de la igualdad que, con perdón, no me parece tanta.