JUGAR O NO JUGAR

Un golazo de Lago Jr. merecedor de pasar a la historia de la temporada como el mejor de la jornada, hizo justicia al suponer la victoria del Mallorca, mucho más metido en el partido que su oponente, a quien su portero, Dani Giménez, evitó una derrota más clara. Tras un primer tiempo algo anodino y con alternativas en el centro del campo, en la continuación los locales pusieron más empeño hasta alcanzar un premio al que se habían hecho acreedores.

ALINEACIONES:

R.Mallorca.- Reina (1), Sastre (2), Valjent (1), Raillo (1), Estupiñán (1), Salva Sevilla (1), Pedraza (2), Merveil (1), D.Rodríguez (1), Lago Jr. (2) y Alex López (1).

Minuto 64, Abdón (1) por Alex López. Minuto 71, Ariday (1) por Merveil. Minuto 84, X.Campos (-) por Salva Sevilla.

Deportivo.- Dani Giménez (2), Bóveda (1), Duarte (1), P.Marí (1), Saúl (1), Bergantiños (2), Vicente (1), Krohn Deli (1), Fede Cartabia (1), Borja Valle (0) y Quique (0).

Minuto 71, Edu Expósito (1) por Krohn Deli. Minuto 74, Santos (0) por Fede Cartabia. Minuto 85, D.Simón (-) por Bóveda.

ARBITRO:

Ais Reig (1), del Comité de Valencia. Cometió algunos errores de apreciación sin excesiva importancia. Mostró tarjetas amarillas a Duarte y Vicente, del Deportivo.

GOLES:

Minuto 77, galopada de Lago Jr, en vertical hacia el interior del área desde donde, entre dos contrarios, larga un derechazo por alto, imparable a la izquierda del portero. 1-0

COMENTARIO:

Durante muchos minutos, hasta el golazo de Lago Jr en el 77, asistimos a un cruce intenciones. El Mallorca, justo vencedor, quería pero no podía y el Deportivo, que pudo, no quiso. Pero los de Vicente Moreno pusieron mucha más carne en el asador y, aunque no siempre, el premio acude al rescate de quien lo busca. Los de Nacho González se pasaron la noche especulando, alguno la habrá prolongado en el Paseo Marítimo, quién sabe, pero por si vale el dato el único remate peligroso contra la meta de Reina lo cabeceó Raillo al travesaño con el tiempo cumplido. Poco que añadir para un análisis rápido, aunque no por ello menos cristalino.
   Se repitieron las sorpresas en la alineación inicial del conjunto de casa. Otra vez Merveil, curiosamente no para irse hacia el centro para abrir paso a su lateral, de nuevo Joan Sastre, sino para ensanchar el campo y dejar que fuera el mallorquín quien, desde el inicio, buscara la frontal del área y las cosquillas de Dani Giménez, suplente de Adán en el Betis hace dos temporadas y que salvó a su equipo de un castigo mucho mayor. Sendos remates de Pedraza y un rechace de Pablo Marí a la base del poste, merecieron mayor fortuna.
  Los relevos de la segunda parte no cambiaron las marchas del anfitrión, que ya venía acelerado desde el descanso. Antes se había preocupado más de impedir el cansino deambular de su rival hasta con diez jugadores metidos en su propio territorio, que de atacar como sabe hacerlo. A las huestes que conduce Salva Sevilla les va la acometida, el empuje. Necesita oleadas de adrenalina para someter a su adversario. El contragolpe es para los cobardes, sin que por ello digamos que nadie descuida la defensa. Todo lo contrario. Una de las virtudes de esta escuadra es que atacan todos y defienden todos. No hay lugar ni permiso para la comodidad.
  Si el fútbol se hubiera inventado en tiempos de Shakespeare, una de sus obras se habría titulado “jugar o no jugar”. Esta fue la gran diferencia entre el aspirante, que siempre lo intentó y un candidato que tendrá que presentar distintos avales si quiere regresar a Primera por la vía más apremiante. Al Mallorca no se le puede exigir más. Sería injusto. Da todo lo que tiene. Pero el Deportivo tiene plantilla para pasear con más alma.