Las matemáticas como recurso

No sé si el fútbol es la única actividad en la que uno se ve capaz de hacer en un mes lo que no ha hecho durante diez y, al mismo tiempo, creer que quienes han hecho sus deberes dejarán de terminarlos como por arte de magia. Claro, ha sucedido alguna vez y también de uvas a peras ha sonado la flauta, no la de Hamelin, sino la de la fábula de Iriarte que da origen a la expresión.

En estos casos intento huir de tópicos. Olvidémonos de finales, el Mallorca no ha ganado ni una desde que se ha reanudado la competición, de citas a vida o muerte y demás frases que, por hechas, ya aburren. Las cartas están dadas y los de Vicente Moreno no tienen buena mano. No hay otra realidad. Se le puede ganar al Celta y descender igual. La victoria a estas alturas ya no es sinónimo de supervivencia, sino de dignidad. Puestos a bajar, que sea con decoro.

No es el momento de analizar las causas de la agónica situación, ni tampoco de anunciar renovaciones, Dani Rodríguez y Raillo, como si uno fuera Hazard y el otro Baressi. Máximo respeto por la profesionalidad de ambos, pero de esas cosas mejor hablar también cuando esta pesadilla de liga haya bajado su apolillado telón.

El Celta, si. El parón de la pandemia le vino bien. El refuerzo de Nolito, también. No es que haya ganado muchos partidos fuera de Balaidos, solo dos, pero ha puntuado en otros siete. Con dificultades de cara al gol, catorce visitantes han marcado más, y una defensa apañada sin más. Pero además de su última incorporación cuenta con futbolistas de calidad: Iago Aspas, Rafinha, Denis Suárez, Olaza, Murillo………..aunque com ocurre con los pimientos de Padrón, «unos juegan (pican) y otros non».

Ya sabemos que el vestuario local no hay mucho donde elegir. Mala señal cuando hasta Trajkovsky y Salibur parecen mejores de lo que han sido. A ver quién sale a defender el orgullo del pabellón en base a una defensa más contundente, algún lateral zurdo de verdad, un Salva Sevilla más rápido y un Kubo menos «chupón». El resultado es lo de menos ya contaremos dentro de tres semanas pero, si, alguno estará disputando sus últimos minutos con esta camiseta.

Mientras unos se aferran a las matemáticas, recurso por pura desesperación, De Burgos Bengoetxea lo hará al silbato. Mal no va. Es un árbitro tranquilo, casi imperturbable. 2-0 al Espanyol en Son Moix y uno de los dos únicos empates mallorquinistas en campo adverso, precisamente contra el Celta.