Las SAD que vienen

Nunca es tarde si la dicha llega y es el momento de dar la bienvenida a las voces que se suman a la exigencia de que los clubs de fútbol no acogidos a la Ley de 1990 que forzaba a convertirse en sociedades anónimas a a todos lo que se acogieran a las ayudas del CSD, Real Madrid, Barça, Athletic y Osasuna, den ya los pasos necesarios para equipararse a los demás y competir en igualdad de condiciones.

Los dos primeros, como se sabe adalides de la Superliga, no tendrán más remedio si es que insisten en el proyecto. Ls Juve, su único aliado actual, cotiza en bolsa. Pero es que, más allá de intentar sacar dinero de donde no lo hay, su reconversión es la única salida a su precaria situación económica. De hecho la idea de la SAD subyace bajo el entramado de Joan Laporta, cuyos avalistas se perfilan y se han colocado estratégicamente con vistas a controlar el mayor número de acciones de la futura entidad mercantil. Aquí nadie regala nada y Roures menos.

Florentino se perpetuará en el palco del renovado Santiago Bernabéu hasta que haga lo mismo. Ya controla, si, pero cada vez son menos los socios «merengues» que se tragan eso de que el club es de ellos. Saben de quién es por muchas asambleas que se hagan y presupuestos que se voten. Pero este engaño toca a su fin.

Y, no solo los grandes, algunos directivos, ya ex, de Osasuna, dificilmente hubieran tenido que pasar por los tribunales y con sentencias condenatorias, de haberse visto obligados a rendir cuentas ante un cuerpo de accionistas y no frente a un grupo de socios poco interesados en casi nada que exceda el resultado de cada jornada y la clasificación final.

Quienes siguen mis artículos son testigos de los años que hace que clamo desde mis modestos textos contra la injusticia de una competición manipulada donde impera el ventajismo de unos pocos. Pero por esta y otras razones el fruto ha madurado y pronto caerá del árbol. No a gusto de todos, por supuesto. Sobre todo de los asambleístas que dejarán de serlo. Matallanas ejerce de oráculo en El Confidencial. Somos más de dos, hasta diría que mayoría. Silenciosa, si; pero mayoría al fin y al cabo.