Las siete bajas de siempre

En lugar de mirarse el ombligo en la sede de la Liga de Fútbol Profesional, donde Javier Tebas impuso la «omerta», o relamerse con sus actividades en redes sociales desde sus despachos y artilugios, los clubs deberían darle una vuelta a sus relaciones con los medios de comunicación, hoy más defenestrados que nunca en ámbitos incluso ajenos al deporte. Ellos se lo han buscado, eso también es cierto.

Los departamentos de marras han derivado en ventanillas para presentar solicitudes de entrevistas a presidentes, directivos, técnicos o jugadores que se conceden por orden de amistad o conveniencia en primer lugar y una serie de prioridades que sería largo ordenar a continuación. Todavía no se exige adjuntar preguntas previas, pero todo se andará. No falta mucho. La información va por otras vías. Eso de los partes médicos de jugadores lesionados ha pasado a la historia, por ejemplo, y lo único que se filtra, insisto en idéntico orden que las concesiones, se circunscribe a lo que interesa que se publique, no a lo que pueda importar al público. Claro que yo no soy nadie para sugerir un cambio de dirección, no participo en el juego, pero desde mi rincón de «mel i sucre» me atrevo a recordar que un millón de seguidores en twitter no meten ni un solo gol y que, en este caso sí, cualquier tiempo pasado fue mejor.

Cambio de tercio. Largo viaje el del Mallorca tres días antes de un partido importante, el del domingo en Granada por supuesto. No el de este jueves en Asturias. Que sepan que Baba se queda entre algodones, que Greif sigue en cuarentena y Galarreta cumple sanción. Raillo en rehabilitación y Sastre, Amath y Lago Jr, se supone que también en la enfermería. O no. O si. El caso es que esta vez Luis García Plaza no habla de siete bajas. No hay quien cambie la cifra, como en Blancanieves y los siete enanitos, los siete años de abundancia o escasez, estos últimos van a ser eternos, o las siete plagas de Egipto. ¡Ah no!, perdón que aquellas fueron diez.