Lejos de casa por Navidad

Cines, teatros, salas de fiesta, transportes públicos, hospitales, hoteles, farmacias, restaurantes, bares y otras  actividades reúnen a muchísimos profesionales sin más remedio que trabajar en Navidad. Los futbolistas, no. La AFE se inventó aquello de sus afiliados tenían derecho a disfrutar de la Navidad, una fiesta religiosa devenida en pagana y comercial, como el resto de los mortales. No todos, como vemos, ni en todos los países. Creo que si sumamos partidos y horas entreno, los jugadores de fútbol son los deportistas que más ganan y con diferencia en relación a las horas que trabajan. El mundo al revés.

¿Recuerdan aquellos partidos entre selecciones regionales que se pusieron de moda hace pocos años?. No eran la solución, sino un parche sin el menor interés. No los salvaba ni la televisión. Pero no nos referimos a tales pachangas, sino a la continuidad de la competición en horarios apropiados no exclusivamente ideados en contra del público y a favor del tele espectador. No si si el vídeo mató a la estrella de la radio como cantaban The Buggles, un grupo de estudio, pero puede que el imperio de las cámaras también acabe con la gallina de los huevos de oro del balón, por saturación y aburrimiento. Pronto se darán cuenta hasta en Asia y entonces habrá que volver al estadio, de donde nunca debimos salir. Ni siquiera en Navidad.