Lo mejor, el público

En una noche que ni pintada para Halloween, con apagón incluido, y un envite copero que no invitaba a soportar el frió, la lluvia y el viento que racheó el trámite, el poco público citado en Son Moix merecía algo más que una pachanga entre suplentes con la derrota de su equipo incluida. Fue lo mejor de un partido dominado por el Real Valladolid que a ratos se paseó frente a un Mallorca desconocido, cuyos jugadores menos habituales solo dieron señales de vida en una breve fase de la segunda parte, cuando acortó distancias pero, paradójicamente, pudo acabar goleado.

ALINEACIONES:

R.Mallorca.- Parera (1), X.Campos (1), Russo (1), P.Ramón (1), F.Giner (1), Baba (1), Faurlín (0), P.Valcarce (1), A.López (1), C.Castro (0) y Merveil (1)

Minuto 59, Sastre (1) y Buenacasa (2) por X.Campos y C.Castro. Minuto 76, Molina «Stoichkov» (-) por P.Ramón.

R.Valladolid.- Joel (1), Moyano (1), Luismi (2), Joaquín (1), Moi (1), Borja (2), Anuar (1), Verde (2), De la Fuente (1), Oscar Plano (1) y Zalazar (1)

Tras el descanso, Antoñito (1) por Moyano. Minuto 68, Guitián (0) por Verde. Minuto 74, Leo Suárez (2) por Zalazar.

ARBITRO:

Medié Jiménez (1), de Cataluña. Pitó muchas veces de oído y fue gentil, al final, con el anfitrión. Tarjetas amarillas para Sastre y Merveil, del Mallorca y para Luismi y Moi, del Valladolid.

GOLES:

Minuto 7, Verde corre en paralelo la frontal del área y al hallar hueco larga un trallazo en rosca a la derecha de Parera. 0-1

Minuto 35, otra vez Verde en acción análoga, aunque esta vez su tiro busca la escuadra izquierda. 0-2

Minuto 66, centro de Sastre desde la derecha que Buenacasa cabecea en el segundo palo. 1-2

OBSERVACIONES:

El partido de interrumpió a los dos minutos por un apagón en la iluminación del terreno de juego y se reanudó unos 10 minutos más tarde, lápsus en el que los jugadores y el trío arbitral tuvieron que volver a los vestuarios.

COMENTARIO:

Vicente Moreno dijo con la boca grande que pagaría por ganar la Copa. Tampoco se me ocurre otra manera de hacerlo. Para sus adentros se quedó que no tiene la obligación de asumir el compromiso y aplicar el sentido común, en este caso reservar a los futbolistas indispensables de su plantel –Raillo, Gámez, Salva Sevilla, Pedraza, Ariday, Lago Jr e incluso Abdón- para lo verdaderamente importante, que no es sino la liga. Caprichitos pocos y lujos todavía menos. Cumplida la primera parte del trámite, falta la vuelta, volvamos a la realidad.
  Los auténticos héroes de la noche fueron los valientes espectadores dispuestos a soportar el frío la lluvia y el viento para saborear un menú sin sal ni pimienta con tal de apoyar a su equipo. Menos válido parece el argumento de ver en acción a los jugadores menos habituales porque lo que precisamente queremos es no verlos, sobre todo a algunos. Carlos Castro justificó plenamente su permanencia en el banquillo o la grada. ¡Menudo fichaje estrella!. Pablo Valcarce, otro de los ausentes, al menos lo intentó. No como Faurlín y si no que se lo pregunten a Baba quien pagó con agotamiento y algún que otro tirón muscular el trabajo a destajo que tuvo que desempeñar ante el trote cochinero de su compañero de línea. Cabe suponer que, al término del lance, Verde, el autor de los dos golazos castellanos, agradeció al susodicho los favores no prestados.
  Si el técnico local aplicó la lógica en su alineación, el Real Valladolid lo hizo en su juego, pues lo controló de principio a fin salvo en una breve fase de la segunda parte en la que, con la entrada de Sastre y Buenacasa, firmante del premio de consolación de los locales, y con el viento a favor apareció la bravura del anfitrión. Aun así y al contragolpe, las mejores ocasiones fueron para la escuadra visitante,   que perdonó  una sentencia más severa que la ansiada y lejana utopía del empate.