Malo y caro

Las circunstancias no son las mejores. Ni el fútbol escapa a la crisis económica provocada por la pandemia que apenas apunta sus primeros efectos, pero esta no es la única causa por la que al Mallorca le cuesta soltar el pesado lastre de su numerosa plantilla de jugadores. Maheta Molango cargó con saldos que nadie quiere comprar ni siquiera en época de rebajas y se hartó de fichar jugadores inservibles convencido de que el negocio está en la compraventa de futbolistas y no en el balón. Craso error y trampa de neófito. Y si, en el movimiento del mercado puede que haya réditos comerciales, pero en este caso la demanda es selectiva y disponer de un gran stock no garantiza que sea fácil colocarlo.

Al margen de la puntual situación del momento por el que atravesamos, cabe observar la nefasta gestión desarrollada desde las oficinas de Son Moix. Ahora que la Liga de Fútbol Profesional ha acordado aumentar el límite salarial de sus afiliados en un 30 por ciento de los ingresos obtenidos por los traspasos efectuados a lo largo de los últimos tres años, nos encontramos que en el tenderete mallorquinista no hubo existencias que llamaran la atención de ningún comprador y menos aun de algún inversor. Si, se habla mucho de Budimir, que si Valjent o Lago Jr. A la hora de la verdad, nada. Quizás confundimos el interés ajeno con las ganas de salir de cada uno de ellos. Pero antes del trío de referencia ¿qué?, cero patatero.

Se puede comprar barato y mal, barato y bueno es complicado, bueno y caro no está al alcance, pero lo que hicieron Molango y Recio es adquirir mercancía mala y cara. Las consecuencias ahí están.