Más que progreso, regreso

Entiendo que la palabra progreso encierra el inequívoco significado de algo que avanza, que va a hacia adelante. Todo lo contrario de lo que en muchos aspectos propone la nueva Ley del Deporte empezando por revocar la conversión de los clubs de fútbol profesionales en sociedades anónimas deportivas, paso que a partir de ahora será completamente voluntario. Para entendernos: cuando todo el fútbol clamaba por la igualdad jurídica y fiscal de todos los competidores y exigía al Real Madrid, Barça, Osasuna y Athlétic equipararse al resto, el Consejo Superior de Deportes y, por encima, el Ministerio del ramo, va y cambia el sentido de la dirección. Estos cuatro, de rositas y el resto que haga lo que quiera.

Argumentan los sesudos legisladores que el control financiero ya lo ejerce la Liga de Fútbol Profesional. Si, la misma que fulminó al Reus, ahora al Extremadura y antes a otros como el antiguo Málaga, el viejo Burgos y casi el Elche y, por el contrario, sostiene con miles de millones de deuda a los grandes de cuyo nombre no quisiéramos acordarnos pero que todos sabemos. No es el único favor que les hacen. Los candidatos a la presidencia de las «sociedades sin ánimo de lucro», ya no precisarán presentar avales económicos para ocupar sus poltronas. Laporta, dí gracias al menos.

Una mano a Tebas y otra a Rubiales. Se acabaron los recursos a instancias superiores al Comité de Competición, cuyas sentencias serán de hágase. Descanse en paz el Tirbunal de Arbitraje Deportivo, el Comité Superior de Disciplina Deportiva y arreando que es gerundio. Los disconformes podrán alcanzar un acuerdo para acudir a un arbitraje voluntario o, en última instancia, a la jurisdicción civil. El CSD se quita competencias de en medio. Habrá qué preguntarse para qué va a servir. Bueno, igual que las federaciones el día que las asociaciones profesionales se cansen de «fifas» «uefas», «fefs» y otras gaitas. A propósito, las federaciones territoriales ya no actuarán como delegadas de la española, sino que adquirirán personalidad jurídica propia. ¿Se acabó el chollo, Bestard?.

En lo que no hay tanto consenso es en la negociación de los derechos de televisió. ¡Ay, amigo!, Con la iglesia hemos topado, perdón, con la pasta.