Más tiempo no, por favor

En el lanzamiento de un penalti el portero tiene que mantener al menos un pie sobre la línea de meta, pero puede hacer el mono dando saltos de un poste a otro como hizo Ter Stegen, con éxito,  en la tanda de la semifinal de la Supercopa en la que el Barça venció a la Real Sociedad. De maniobras para distraer al lanzador no se habla, lo mismo algún cancerbero se pone a cantar una de Rosalía o colocarse bien el paquete antes de recibir el remate letal.

Me estaba preguntando qué nueva norma dictada por el Comité de Reglas del Juego, o algo similar, de la FIFA ha contribuido a mejorar el espectáculo. Desde luego no la de señalar los fueras de juego tres jugadas después de que se haya producido. Ni la de milimetrar los saques de banda, que ya no los vigila nadie, de las manos en el área mejor no hablar, salvo que seas del Real Madrid o del Barça y la de sacar para atrás en lugar de un toquecito hacia adelante, bueno esa ya es de nota.

En nombre del dichoso coronavirus se han implantado las cinco sustituciones por equipo y partido repartidas, ¡qué cachondeo!, en tres ventanas. O sea, el descanso no cuenta como «window», debe ser «apple». Convocatorias de 23 jugadores, claro, porque si cambias a cinco de 18 en el banquillo no se quedaría ni el masajista, perdón fisioterapeuta. Deberían autorizar el cambio del equipo entero, algunos entrenadores lo agradecerían, aunque ninguno se atrevería a hacerlo en el intermedio. El público, digamos los telespectadores, seguramente sí.

Por si el tormento no durara diez insufribles minutos más que antes, el comité ese de las reglas amenaza ahora con autorizar la sustitución temporal de aquellos futbolistas que tengan que ser atendidos en la banda por un golpe en la cabeza. Que vale, los futbolistas necesitan proteger la parte más endeble de su anatomía, pero qué pasa con ciertos atributos íntimos o el cuello, ya puestos. En fin, que hagan lo que quieran pero no alarguen más el tiempo reglamentario. Con el vigente ya tenemos de sobra. Y dejen de inventar. ¿Si el negocio funcionaba sin todo eso, por qué lo tocan?. No sabrán cómo entretenerse. Con razón un buen amigo mío lamenta no haber podido cumplir su verdadera vocación: ser delegado UEFA.