Morbo de juguete

En sus buenos tiempos como entrenador del Deportivo, Javier Irureta lamentó lo que calificó como el «fútbol rosa», en alusión directa y comparativa  a las noticias de crónica social, derivada de los antiguos «ecos de sociedad», en la que los detalles personales, a veces íntimos, de sus protagonistas adquieren mayor relevancia que sus obras.

Particularmente la Copa no me interesa, eso ya lo saben, pero aún me importa menos si Vicente Moreno y Luis García Plaza se dan la mano, el codo, se frotan los puños o se dan un pico. Aparte ese morbo, que se me antoja inventado y ficticio, ya huele, sabe y suena a rancio. Si cada vez que el de Massanassa tiene que enfrentarse a su ex equipo, hay quien despierta su lado enfermizo, allá él, ella, ellos, ellas o «elles».

Vaya por delante que lo que menos me gusta de la cita es el árbitro, el aragonés Jaime Latre. Como referencia más reciente, Mallorca-Sevilla. Se las comió todas con patatas, en alguna le salvó el VAR. Masacró con tarjetas a los visitantes, seis más la del banquillo, y para compensar expulsó a Jaume Costa en el minuto 92. Un despropósito. Ya que repite visita, esperemos que no repita actuación.

Por lo demás, todo en orden. Por no hablar de bajas, el técnico local no hace otra cosa en cada rueda de prensa. Ya conocemos las de Raillo y Greif, también la de Maffeo. Lago Jr., Febas y Sastre ya no están, mira por dónde ahora que el de Porreres podría haber jugado. Y hay otros con COVID, pero no sabemos quiénes. ¡Ni que tuvieran la peste!.

Del Espanyol tampoco sabemos mucho. Vuelven Diego López y Sergi Darder, a los en Cornellá echaron mucho de menos en su derrota frente al Elche. De otro lado ya sabemos que a los equipos del tándem Moreno-Pendín no se les dan muy bien los resultados en campo ajeno. Y estos octavos son a partido único, igual que los cuartos, por obra y gracia del señor Rubiales y quienes se lo consienten.