Ni de penalti

Mallorca y Athletic empataron en todo: ambos fallaron un penalti, los dos estrellaron sendos balones en los palos y tanto Lago Jr como Raúl García desaprovecharon la oportunidad de abrir ese marcador que, al final, se quedó como el día, gris y sin brillo. Agua mojada en un lance disputado a secas entre un anfitrión entregado a lo suyo, la intensidad no se la quita nadie, y un visitante resignado a su propia decepción.

ALINEACIONES:

R.Mallorca.- Reina (2), Sastre (1), Valjent (1), Raillo (1), Abdul (1), Baba (2), D.Rodríguez (1), Febas (2), Salva Sevilla (1), Lago Jr. (1) y Budimir (1).

Minuto 62, Kubo (2) por D.Rodríguez. Minuto 74, Abdón (0) por Budimir. Minuto 83, Alex Alegría (-) por Febas.

Athletic.- Unai Simón (1), Capa (1), Iñigo Martínez (1), Yeray (2), Yuri (1), Dani García (1), Unai López (0), Muniaín (2), Raúl García (1), Córdoba (0) y Williams (0).

Minuto 51, Beñat (1) por Unai López. Minuto 57, Aduriz (0) por Córdoba. Minuto 84, Larrazábal (-) por Williams.

ARBITRO:

González Fuertes (1), del Comité de Asturias. Acertó en el claro penalti de Yuri a Kubo y el VAR tuvo que advertirle de la mano de Baba en el área local para que señalara el punto fatídico. Errático en sus decisionese e influenciable. Mostró tarjetas amarillas a Dani García, Unai López e Iñigo Martínez, del Athletic y a Dani Rodríguez, Salva Sevilla y Abdul, del Mallorca.

OBSERVACIONES:

Minuto 79, Yuri derriba a Kubo en el área. Abdón tira el penalti raso y fuera a la izquierda del meta rival.

Minuto 93, embarullada mano de Baba en el área. Tras consultar el VAR, penalti. Adudir le canta la dirección a Reina, que rechaza el flojo disparo del delantero a media altura y a la izquierda.

COMENTARIO:

No sé si los entrenadores mandan poco y deciden menos. Nadie en sus cabales hubiera autorizado a Abdón y Aduriz respectivamente a tirar sendas penas máximas, en cada caso por un motivo diferente. El de Artá no controla su temperamento. Su aportación en la media hora que estuvo sobre el campo, recibido con una sonora ovación, fue fallar el lanzamiento fatal y pelearse con el portero lo que, como es habitual, le costó una amonestación. El vasco había vivido una noche de emociones que le llegaron al alma. No estaba en condiciones anímicas para asumir la responsabilidad de convertir una acción tan vital y definitiva en la que, de otro lado, también le vimos errar vistiendo la camiseta rojilla. Si no recuerdo mal en dos lances consecutivos, primero en Getafe y luego en Xerez. O al revés. Pero la historia no es como pudo haber sido, sino como fue y, emociones aparte, la noche del viernes en Son Moix tuvo poca o ninguna.

Ya advertía en mi comentario del día anterior que los de Gaizka Garitano bajaban mucho fuera de San Mamés. En Palma se alinearon más cortadores de troncos que futbolistas, fuertes y decididos casi todos, pero sin arte ni ciencia en sus botas. Muniaín, como un náufrago en el océano, se veía restringido a la banda derecha más pendiente de ayudar al lentísimo Capa en su pugna frente a Lago Jr. que de sembrar la menor inquietud entre líneas, lo que tampoco lograba Raul García, una sombra bajo el árbol de Baba. Nada recordaba a los «zurigorri» hasta que la entrada de Aduriz permitió recolocar a Williams y Muniaín, pero sobre todo la aparición de Beñat para poner orden en medio del caos.

Aun así, el Mallorca podrá no ganar, pero no será fácil vencerle. A falta de futbolistas diferenciales atiza las brasas del asador y no regatea la carne. Su bandera es la fé, ante la ausencia de otras virtudes. Por eso es capaz de mover montañas cuando nadie se lo espera, pero también hundirse en su locura y desesperación por su ineficacia en el área enemiga. Ha fichado a seis delanteros centros, ayer jugaron tres con idéntico resultado. Lo importante no es el número, sino la calidad. Todavía es pronto para sacar conclusiones. Por ahora tendremos que conformarnos con una solución a la gallega: quizás si o quizás no.