Ni goles, ni luces (0-0 en Son Moix)

El Mallorca y el Getafe firmaron un empate a nada, sin una sola idea para poner en apuros a cada una de las defensas, porteros incluidos. Los visitantes plantearon la batalla con vistas a mantener el empate inicial y los locales más pendientes de no encajar ante la peor delantera de la categoría, especialmente en campo ajeno. Más que un partido hablaríamos de un contra partido o, lo que es lo mismo, lo menos parecido a un encuentro de fútbol que premia la victoria por encima de estrategias conservadoras e inútiles.

ALINEACIONES:

R.Mallorca.- Reina (1), Maffeo (1), Russo (1), Valjent (1), Jaume Costa (1), Baba (1), Galarreta (0), Mboula (1), Kang-in Lee (1), Dani Rodríguez (1) y Angel (0).

Minuto 67, Kubo (1) por Mboula. Minuto 74, Abdón (1) por Angel.

Getafe C.F.- Soria (1), Damián (2), Djené (2), Mitrovic (1), Cuenca (1), Maksimovic (0), Arambarri (0), Aleñá (0), Sandro (0) y Unal (1).

Minuto 67, Mata (0) por Sandro. Minuto 69, Florentino (0) por Arambarri. Minuto 87, Poveda (-) por Aleñá.

ARBITRO:

Santiago Jaime Latre (1), de Sariñena (Huesca). 18 faltas a favor del Mallorca y 7 proclives al Getafe. No se enteró de algunas acciones alejadas del balón, ni tampoco sus asistentes, pero acertó al mostrar tarjetas amarillas solamente para castigar entradas excesivamente duras. Las vieron Russo, Mboula y Abdón.

VIENTO, LLUVIA Y SOPOR

Habría que tener un detalle para el público que despreció el rigor de un vendaval de frió, aire y agua para apoyar a un equipo que después de iniciar la liga con buenas sensaciones pero sin grandes alardes, ha dejado de lado las primeras y no presenta síntomas de aspirar a los segundos.

Después de seis jornadas sin ganar y causar en Vallecas su más pobre exhibición, los únicos cambios que se le ocurrieron a Luis García Plaza fueron intercambiar la posición de los centrales, Russo a la derecha y Valjent por la izquierda, y colocar a un extremo, Mboula, más defensivo que Antonio Sánchez e inútilmente más veloz. Con eso se enfrentó a un Getafe que huele a Segunda, plantado con una zaga de cinco,  tres centrocampistas a cual más lento e impreciso y dos delanteros: Sandro, hábil, egoista y descentrado, acompañando a Unal, cuyo admirable espíritu de lucha contrasta con su inoperancia de cara a la portería.

Puntito a puntito es complicado que los azulones acaricien siquiera la permanencia y no parecen tener cuerda para mucho más. Expeditivos atrás ante un solo delantero, Angel, su única arma ofensiva se desplegaba por la banda derecha con las subidas de Damián y sus balones bombeados que nunca encontraron rematador porque, entre otras cosas, ni lo había ni lo tienen.

Su único mérito reconocible fue aguantar impertérritos el dominio territorial de su adversario, carente de imaginación, nada rápido y muy reiterativo. Y si, el cántaro puede que fuera muchas veces a la fuente pero en ninguna de ellas peligró su rotura. La partitura no sufrió ni un cambio durante los noventa minutos del pésimo concierto. El pentagrama permaneció inalterable. Ni los intentos de Dani, Kang-in Lee o Kubo, que reapareció durante los últimos veinte minutos, para salir de algún uno contra uno desde zonas inocuas, surtieron el menor efecto. Mucho menos el relevo de Angel por Abdón, una concesión de García Plaza a la galería más fiel. ¡Mira!, quizás ese detalle que la afición podía esperar.