Ni locuras, ni desprecio

Luka ya está en disposición de firmar su primer contrato como profesional y, no lo duden, no está solo. Ya eligió seguir jugando con Argentina pese a las ofertas de la Federación Española. Molina no pudo redireccionar lo que había iniciado Bestard. Rubiales lo sabe. Y Sansó también.

Ahora le toca al Mallorca mover ficha con sus padres y con su representante, que también lo tiene. Francamente, esto del fútbol está tan desmadrado que no tengo la menor idea de la cotización del joven Romero en el mercado. Según la web Transfermarket, que orienta sobre los valores de todos o casi todos los futbolistas del planeta, estaría en torno a un millón de euros, pero no sé si eso es lo que hay que pagarle o lo que un hipotético comprador tendría que abonar para adquirir sus servicios.

Igualmente ignoro cuál va a ser el criterio de los americanos, los dueños del club y, en estos momentos, aun de los derechos federativos del chaval. Aun siento el ronroneo de mis tripas cuando, por no poner dinero del suyo, Claassen, Cerdá y sus asociados regalaron a Marco Asensio al Real Madrid o, lo que es lo mismo, se lo vendieron a Florentino, aconsejado por Rafa Nadal, por menos de la mitad de su cláusula de rescisión. Vieja historia de chupones, que los hubo.

Quiero pensar que será Pablo Ortells, director de fútbol en Son Moix, quien negocie. No le falta experiencia, pero nadie sabe hasta dónde le dejarán llevar ni siquiera hasta qué punto se puede. Conjugar la edad, la ambición y la previsión sin que unos se vuelvan locos y los otros pierdan su sensatez no ha de ser tarea fácil. Ojalá al chico no se le suban a la cabeza los humos, no tiene pinta de eso, ni a su entorno le ciegue el brillo de su perla sin que eso signifique el menor menosprecio ni minusvalía.