Partido a partido y de año en año

Naturalmente que, como otras cosas en la vida y la sociedad, el fútbol ha evolucionado. Sin embargo no me parece una buena política de club la de firmar contratos de larga duración ni a jugadores ni a técnicos. Es una forma de hipotecarse que no tiene sentido, como el Mallorca está observando en casos como los de Abdón, Pablo Valcarce y alguno más.

Tomeu Maura en El Mundo de Baleares cita fuentes oficiales para adelantar que el Maheta Molango quiere renovar a Vicente Moreno hasta el año 2022 y cita como acertado ejemplo o más bien comparación el caso de Simeone con el Atlético de Madrid. Me habría gustado ver qué habría sucedido si los colchoneros no se hubieran clasificado entre los tres primeros de la liga y llegado a finales de la Champions. Los ejemplos contradictorios son los de Marcelino en el Valencia o el mismo Quique Setíén en el Betis. Ni levantinos ni andaluces saben qué hacer con ellos. El Sevilla, más expedito ya no tiene Pablo Machín y el Barça, más práctico, acaba de renovar a Valverde por otro año.

Creo que atar a Moreno más allá de lo que especifica su contrato actual, junio del 2020, es tan arriesgado por parte del club como del interesado. Hasta hace pocas semanas ni él mismo lo tenía claro y así lo dejó entrever. La pasión y las emociones forman parte del patrimonio de todo aficionado que se precie, pero ni la una ni las otras suelen ser buenas consejeras en la fábrica de decisiones de los clubs, en las que debe imperar una baja temperatura. Partido a partido, de acuerdo; pero también de año en año.