Presente con pasado, pero dudoso futuro

Ya expresé mi convicción de que la investigación de la NBA en relación a las acusaciones de misoginia, sexismo y racismo que ha recibido Robert Sarver no repercutirá en el Mallorca, al menos por ahora. No me atrevo a ir más allá antes de conocer la reacción del financiero en función de la sentencia que aplique la liga de baloncesto profesional de los Estados Unidos ya sea inculpatoria o absolutoria.

La verdad es que, desde su desembarco en el club nunca hemos sabido qué proyecto alumbran el millonario de Arizona y sus socios. No lo saben ni en el propio club. Sin profundizar demasiado nuestra impresión es que no existe más interés que el de especular con el primer equipo, el B deambula en una categoría sin repercusión, bien para obtener unas rentas que de momento no se han generado o bien para desembocar en una futura venta si los resultados deportivos permiten aplicar una plusvalía suficiente.

No podemos pasar por alto que clubs más modestos como el Atlético Baleares, el Collerense o el Son Sardina alberguen plantillas de fútbol femenino, por no recordar los apuros económicos de los representantes mallorquines en el fútbol sala, basquet o volei, que se podrían beneficiar de una fusión con presupuestos estancos para cada uno de ellos pero bajo un escudo y una bandera común. Una opción de futuro que ni siquiera se ha planteado desde hace cinco años. Una prueba fehaciente de que lo único que mueve a la propiedad es su afán de lucro, no el color de la camiseta.