Prevención, miedo y valentía

Aunque particularmente no entienda esa rebeldía ante las restricciones, necesarias aunque contradictorias en ocasiones, partamos de la base de que yo hubiera aplazado la Olimpiada, ya en curso, de Tokio.

Reconozcamos que por mucho dinero que hayan dejado los patrocinadores y por grande que sea la inversión que ha tenido que llevar a cabo el Gobierno japonés, la salud debería primar sobre cualquier otra consideración pero, además, no olvidemos que las marcas obtenidas, los resultados y medallas, vendrán devaluadas por las ausencias de grandes deportistas que, bajo mi punto de vista con buen criterio, decidieron no acudir a la cita.

Son unos Juegos devaluados, tal vez no en todas las disciplinas, lo ignoro, sin embargo es evidente que vienen minimizados más allá del esfuerzo individual de cada participante y de sus registros personales, como el del nadador de Sóller, Juan Lluis Pons, al registrar su récord de España en 400 metros estilos de natación. O la meritoria presea de plata de la joven madrileña  de 17 años Adriana Cerezo en taekwondo o las que puedan ir cayendo.

Claro que frente a la sensatez de los ausentes siempre habrá que loar la valentía de los presentes. La clave no es dejar de tener miedo, somos humanos, sino poseer la capacidad de superarlo, de vencerlo y estos deportistas basan sus esfuerzos precisamente en luchar contra si mismos.