Prueba superada (2-0)

No se puede decir que el Mallorca jugara mejor que el Almería, pero tampoco que lo hiciera peor. En un partido intenso en la primera parte y precipitado e impreciso en la segunda, no se pueden poner reparos a un resultado forjado sin alteraciones reglamentarias y por el mayor sentido de la anticipación y el pragmatismo de los locales que, además de asegurar el golaverage con su oponente, se mantienen firmes en su privilegiada posición al frebnte de la clasificación.

ALINEACIONES:

R. Mallorca.- Reina (1), Gámez (1), Valjent (1), Raillo (2), Oliván (1), Galarreta (1), Salva Sevilla (3), A. Sánchez (1), Dani Rodríguez (2), Amath (1) y Abdón (1).

Minuto 39, Baba (1) por Galarreta. Minuto 72, Cufré (1) por Abdón. Minuto 87, Russo (-) por A. Sánchez y Alvaro Jiménez (-) por Amath.

U.D. Almería.- Makaridze (2), Balliu (2), Cuenca (1), Maras (1), Akieme (1), Samu (1), Robertone (1), Corpas (0), Villalba (1), Lazo (1) y Sadiq (0).

Minuto 62, Juan Villar (0) por Lazo. Minuto 75, Morlanes (1) por Robertone y Carvalho (0) por Villaba. Minuto 84, Bryan Rodríguez (-) por Corpas y Aketxe (-) por Samu.

ARBITRO:

Ortiz Arias (1), de Madrid. Se le reclamó un penalti de Olivan a Balliu en la primera parte y no dudó en la mano de Maras, cayéndose, ante un disparo de Dani Rodríguez. Desigual reparto de tarjetas con tintes de paloma más que de halcón. Las mostró amarillas a Makaridze, Maras, Balliu, Samu y Juan Villar, del Almería y a Galarreta, Salva Sevilla y Oliván, del Mallorca. Roja al segundo entrenador del Almería en el descanso.

GOLES:

Minuto 43, Sadiq estrella en el cuerpo de Reina un remate casi a bocajarro y la contra pilla por sorpresa a todo el equipo andaluz, Dani Rodriguez pone la directa y al pisar frontal del área dispara, Maras se interpone lanzándose al suelo y la pelota da en su brazo, separado del cuerpo. El árbitro señala penalti que transforma Abdón de tiro suave por el centro engañando al portero. 1-0

Minuto 68, Baba roba un balón en la medular indálica, cede hacia el centro donde Antonio Sánchez deja pasar y llega Salva Sevilla para sentar a un defensa y batir a Makaridze con clase y adornándose en la figura al alojar el balón por el palo largo. 2-0

NADA QUE OBJETAR

No tiene nadie la culpa de que José Gomes, técnico visitante, se permitiera el lujo de dejar en el banquillo a jugadores importantes como Morlanes o que otros se vistieran de corto para sestear sobre el césped de Son Moix, caso de Corpas. Obsesionado por la versatilidad de Dani Rodríguez montó un doble pivote defensivo para asegurar su mitad de campo, pero se olvidó de que el producto local se fabrica en terreno de Salva Sevilla, que movió al equipo a su antojo. De hecho a los 2 y 6 minutos respectivamente los dos mencionados ya habían  puesto a prueba al ucraniano Makaridze , mientras los visitantes esperaban calmosamente en línea de tres cuartos sin aparecer en el área local hasta el minuto 42, justo para fallar la ocasión de oro que, curiosamente, fue el Mallorca quien la convirtió en platino. Del cero a uno se pasó al uno a cero. Puede que inmerecido, o no, pero tampoco injusto.

El Almería, mucho ruido y pocas nueces, mucho toque y poco martillo, acusó el golpe en demasía y tras el descanso controló el balón si así se quiere, pero no el partido, que se había configurado a gusto del anfitrión. Premioso y desacertado, los de amarillo, segundo equipaje de los forasteros, cayeron en un rosario de imprecisiones como producto de su precipitación. Pusieron corazón, pero se olvidaron la cabeza en el vestuario. Quien podía ponerla no apareció hasta después de una hora larga, cuando la batalla ya se había decidido. Por el contrario, la lesión de Galarreta poco antes de la inauguración del marcador, mejoró los planes de Luis García Plaza ya que la entrada de Baba reforzó las baterías del centro del campo dificultando las cansinas operaciones ofensivas del derrotado.

Por más vueltas que se le dé al partido, no habría forma de considerar casual o ni siquiera afortunado el marcador definitivo pese a la clamorosa oportunidad que Juan Villar envió a la Serra de Tramuntana o la que Oliván despejó sobre la misma línea de gol. Ambas, no lo olvidemos, ya con dos a cero en el luminoso. Para ganar hay que hacer algo más de lo que hicieron los invitados. Puede que poco, pero el Mallorca lo hizo. Asi que, cual sentencia un amigo mío cada vez que pierde una partida de pádel: «nada que objetar».