Un entrenador notable

Hay que ver lo que sobreactúan algunos presentadores y reporteros de televisión. No tiene nada que ver con lo que voy a escribir pero, ya ven, tenía que decirlo.

A Vicente Moreno la sobreactuación le sale cuando está en el banquillo, pero no es nada fingido sino natural, emerge desde dentro y no hay quien le pare. Hay que ver cuánto sufre. Luego, antes y después del partido, vuelve la calma. Piensa, razona y no se anda por las ramas. No pierde las formas. Esta vez reconoce algo evidente: no bastará con ganar lo que queda en casa si lo que se puede perder aquí no se rescata fuera. Ahí está la gran dificultad porque el calendario exterior no invita al optimismo.

Sin embargo esta reflexión ha debido producirse mucho antes. Los defectos del Mallorca en sus desplazamientos fueron preocupantes en segunda división y han sido endémicos en Primera. Una asignatura cuyo suspenso fue disimulado con el ascenso de categoría y que no ha pasado este curso sea cual sea la calificación final. Y este si es un capítulo en el debe del técnico, un buen entrenador, sin duda, que ha obrado auténticos milagros con la plantilla que tiene, aunque resulta exagerado considerarle como uno de los mejores de la historia de un banquillo por el que han pasado Juan Carlos Lorenzo, José Luis Saso, Antonio Oviedo, Juan Carlos Forneris, Serra Ferrer, Luis Aragonés, Héctor Cúper o Gregorio Manzano por no citar a otros que tal vez tuvieran menos fortuna.