Una despedida significativa

La despedida de Fullana, símbolo y lider del vestuario del Atlético Baleares, plantea diferentes cuestiones respecto a la nueva apuesta de su propietario Ingo Volkmann. Parecía prioritario conservar la columna vertebral de este equipo que rozó el ascenso a Segunda A, una categoría de la que los blanquiazules llevan ausentes demasiado tiempo, pero el adiós del capitán induce a pensar en las causas por las que el club no ha podido alcanzar una oferta suficiente para convencer a su estandarte de su continuidad en busca de una nueva oportunidad, este vez desde un recinto remozado y mejor dotado del que se ha disfrutado de alquiler en Son Malferit.

Las salidas registradas hasta la fecha, si bien numerosas, no inquietaban excesivamente. Ahora preocupa la renovación de Villapalos, el segundo elemento de este eje que empezaba en una portería en la que también ha habido cambios, porque recomponer un equipo y, no digamos, toda una plantilla en apenas un mes y medio, exige algo más que la capacidad del director deportivo y el consenso del entrenador.

La base del esqueleto «ferreret» se ha truncado y recomponerlo nuevamente a base de retales, sean de la categoría que sean, no asemeja una buena medida. De ahí que tengamos que pensar en que la propiedad ha impuesto restricciones en su presupuesto debido al error de cálculo registrado a partir de la derrota ante el Mirandés. ¿Un proyecto menos ambicioso?. Bueno, la modestia no está reñida con el éxito, dentro de unos parámetros lógicos, pero la impresión que nos queda es que el riesgo se ha desplazado hacia Eivissa y en el Estadio Balear se disponen a verlas venir.