Una llegada, un gol…..en contra (1-0)

El Mallorca regresa de vacío del Nuevo Castalia debido a un gol de cabeza de J.Ortuño, por encima de la de Sastre, en la única llegada y el único remate a puerta del Castellón que no hizo otra cosa que destruir el juego impreciso y precipitado de los visitantes que, pese a su dominio territorial, no inquietaron a Oscar Whalley más que en disparos lejanos de Salva Sevilla y Dani Rodríguez, la mayoría en la segunda parte.

ALINEACIONES:

C.D. Castellón.- Oscar (2), Lapeña (1), Gálvez (2), Delgado (2), Víctor (1), Rubén Diaz (2), Arturo (1), Bodiguer (1), César Díaz (0), Jorge Fernández (0) y J.Ortuño (1).

Minuto 78, Gus Ledes (-) por Arturo. Minuto 83, Cubillas (-) por Cesar Díaz y Muguruza (-) por J.Ortuño. Minuto 90, Indias (-) por Rubén Díaz y Carles (-) por Jorge Fernández.

R.Mallorca.- Reina (-), Sastre (0), Valjent (1), Raillo (1), Oliván (1), Galarreta (1), Salva Sevilla (1), Murilo (1), Dani Rodríguez (1), Mollejo (0) y Alvaro G. (0).

Minuto 55, Gámez (1) por Sastre, Cufré (1) por Oliván y Marc Cardona (0) por Mollejo. Minuto 69, Febas (0) por Galarreta y Mboula (0) por Murilo.

ARBITRO:

Milla Alvéndiz (1), de Sevilla. Tan despistado como los aficionados con el asunto de las manos, se las comió todas, incluida una en el área balear. Mostró tarjetas amarillas a Lapeña, Arturo y Víctor, del Castellón y a Valjent, Raillo, Cufré y Salva Sevilla, del Mallorca.

GOL:

Minuto 24, Rubén Díaz centra desde la derecha al segundo palo, Reina no sale, Sastre no llega y, sobre su cabeza, se levanta la de J.Ortuño para tocar suave hacia el poste opuesto. 1-0

EL CANTARO IRROMPIBLE

Juan Carlos Garrido planeó el partido para no perder. Un punto le iba bien en la desesperada carrera de su equipo para evitar el descenso. Dejó en el banquillo a sus creativos, Ledes, Marc Mateu, etc y encargó la tarea a sus zapadores, exclusivamente dedicados a cavar zanjas en el largo camino a recorrer por los aspirantes al ascenso hasta llegar a las proximidades del área local. No hizo otra cosa que renunciar al balón, dárselo al contrario y esperar. Ni Héctor Cúper lo habría hecho mejor, pero quizás es la única solución viable cuando uno se reconoce manifiestamente inferior a su contrincante.

Lo fácil es añorar a los ausentes, Amath y Abdón en este caso. ¡Quién iba a decir que un día echaríamos de menos al de Artá!. Pero es más aconsejable analizar porque Murilo y Mollejo tuvieron que jugar a pierna cambiada durante casi cuarenta minutos o, ya puestos, qué pintan en esta plantilla futbolistas como Mollejo o Alvaro, fichajes de invierno no lo olvidemos, y Marc Cardona que, como dice mi hija, aporta menos que un guisante en la paella. Claro que este pensamiento es completamente ajeno al partido en si. O no.

Ya que el Mallorca no hacía más que abrir el juego por las bandas en busca de un rematador inexistente, Luis García Plaza empezó a desesperarse poco después del intermedio. Por eso cambió de una tacada a los dos extremos, no, sino a los dos laterales. A Sastre le pesaba la conciencia por el gol encajado y Gámez, eso es verdad, centra mejor. El relevo de Oliván por Cufré, pues más de lo mismo. Dani Rodríguez le echaba corazón, Salva Sevilla buscaba filtros donde no había pasillos y de Febas, que relevó a Galarreta, mejor no hablar. En medio de tanta sinrazón los «orelluts» no hacían otra cosa que mandar la pelota a Valencia siempre que podían o al Moncayo de haber sido necesario. Incapaces de mantenerla, mejor remitirla a la mayor distancia posible. Ya, para colmo, que tenga que ser Raillo quien salga de atrás con el cuero pegado a sus pies en plan «Beckenbauer», ¡apaga y vámonos!.

El árbitro prolongó lo que pudo. 98 minutos no le bastaron al Mallorca para generar apenas algún «¡uy!» y al Castellón la sobraron para imponer su plan: quien sale a empatar, no pierde. Al menos esta vez. El cántaro se asomó varias veces a la fuente, pero no encontró agua.