Una solución en entredicho

Entre los cambios producidos por la evolución del fútbol que, en general, no le han beneficiado en absoluto, está el poco resultado que se obtiene con los relevos de entrenadores en el transcurso de una misma temporada. Inexplicables en algunos casos como el de Pablo Machin en el Sevilla, o si, o justificables por los malos resultados de ciertos equipos en relación a sus aspiraciones.

Si nos ceñimos a lo más próximo, la segunda división, los ocho clubs que han cesado a sus técnicos, algunos en dos ocasiones, no han mejorado notablemente en relación a su etapa anterior. Ejemplo paradigmático el de Las Palmas, en que Pepe Mel se dispone a proponer nuevas doctrinas de cara a la próxima campaña tras sustituir sin éxito a Manolo Jiménez y Paco Herrera. Pero tampoco Córdoba, Extremadura, Gimnastic, Lugo, Tenerife, Sporting y Zaragoza han invertido el rumbo trazado durante los dos primeros tercios del campeonato. En este sentido ¡sombrerazo! para el Rayo Majadahonda, el Numancia o el Elche, fieles a sus planes pese a atravesar algunas tormentas.

Tampoco en primera división son muy diferentes los acontecimientos. A la espera de lo que haga Paco Jémez en el Rayo, tanto el Celta como el Villarreal y el Huesca permanecen anclados en sus problemas, seguramente porque no están en el banquillo, sino en el vestuario o en instancias más elevadas. El Real Madrid, sin ir más lejos. Solamente el Athletic ha ido hacia arriba porque su rival, la Real Sociedad, sigue dando una de cal y otra de arena.

Y si, el tópico recuerda que es más fácil echar a uno que a veinticinco, pero lo más sencillo no siempre es lo más efectivo. En el dramático año del descenso del Mallorca y pese a las deficiencias de Fernando Vázquez, ni Olaizola ni Sergi arreglaron nada.