¡Viva la fiesta!

La lentitud y la tibieza de la Federación Española de Fútbol en la resolución del caso Fuenlabrada conducen a un desenlace de consecuencias imprevisibles toda vez que, desoyendo los argumentos de su propio juez instructor -«no se puede beneficiar a quien ha competido la infracción y en consecuencia no es admisible que dispute un partido frente a un rival que se sabe descendido con la ventaja que ello supone»- ha determinado que el Deportivo reciba al equipo madrileño el  próximo miércoles. De entrada los jugadores locales no han pasado los preceptivos controles de PCR, sus instalaciones estaban cerradas al presentarse el inspector de la LFP y muchos futbolistas fuera de la ciudad e incluso de la provincia tras dos semanas sin entrenamientos. Los tribunales ordinarios no van a dar abasto.

Desde la irregular destitución de Lopetegui al frente de la Selección, Luis Rubiales no ha sido capaz de cerrar con un mínimo de eficacia cualquiera de las crisis a las que se ha enfrentado la institución. Ahora hasta el Espanyol, envalentonado por le ineptitud federerativa y de la propia Liga de Fútbol Profesional, se suma a la fiesta y solicita la anulación de todos los descensos en primera y segunda división «por considerar que tras el parón por el Covid 19 no se las competiciones no se han desarrollado en igualdad de condiciones para todos los participantes». ¡A buenas horas, mangas verdes!. De momento el Leganés no se suma al vodevil y en el Mallorca, como de costumbre, nadie sabe y mucho menos contesta.

Hace muchos años ya me lo dijo Pablo Porta,- si Pablito, Pablete -, durante una de sus vacaciones en el Hotel de Mar de Illetes: «si todo el país y todo el deporte español están hechos unos zorros, usted no puede pedir que el fútbol funcione mejor». Amén.