Primas por ganar, ¿por qué no?

Cada temporada al acercarse las últimas jornadas de liga surge el mismo debate: las primas a terceros. Los aficionados más recalcitrantes denuncian las que presumen van destinadas a los rivales de sus respectivos equipos al mismo tiempo que exigen a sus clubs que hagan lo mismo con los de cada competidor por un puesto de permanencia o acceso a una competición continental que, seamos sinceros, no tiene nada que ver. La ilusión por un ascenso es incomparable con el consuelo de evitar un descenso.

Siempre he considerado que cualquier incentivo por ganar forma parte del juego. El reglamento en vigor lo impide bajo el prisma de la desigualdad reinante entre los clubs con presupuesto suficiente y aquellos que no lo tienen. La realidad demuestra que hoy día casi nadie puede presumir de tesorería y que, por desgracia, la mayoría se empeñan a cuenta de un fichaje de más o de menos. Hace tiempo que pìerden dinero y ni los límites salariales aplicados por la Liga, ni la obsoleta ley de sociedades anónimas deportivas, por no entrar en cuestiones morales y éticas, lo impiden.

Lo antirreglamentario no debería considerarse necesariamente ilegal. El problema es que, al no poder primar, el dinero dedicado a ello se vuelve opaco, no cotiza, no existe fiscalmente, sale de una caja B y como consecuencia deviene en delito. A pesar de todo no cabe duda de que, igual que las meigas, podemos no creer en ellas pero haberlas, haylas y no falta quien ha declarado ya en los tribunales de justicia……para negarlo, ¡faltaría más!.