Tres en raya

De tres se salvan dos, uno cae. Granada, Mallorca y Cádiz, de momento por este orden, se la juegan en parecidas circunstancias. Solo los amarillos dependen de los demás, el conjunto nazarí cuenta con la pequeña ventaja de afrontar la batalla final en su propio campo y los de Javier Aguirre saben que si ganan no hay más que hablar. Ninguno tiene bajas importantes y todos sus contrincantes competirán sin mayor objetivo que el que ya alcanzaron.

El Comité de Designación de los árbitros ha sido cuidadoso con los nombramientos en las últimas jornadas. Siempre togados FIFA más allá de la capacidad intrínseca de cada uno. Soto Grado en Pamplona, una de cal y otra de arena con el Mallorca (2-1 en Son Moix al Alavés y 2-1 en contra en el feudo del Betis, con el lapsus de la entrada de Víctor Ruiz a Galarreta que derivó en lesión grave). Con él, Osasuna empató en el Bernabeu (0-0).

El Cádiz empató dos veces fuera con el murciano Sánchez Martínez, 1-1 en Sevilla y 0-0 en los Nuevos Cármenes, sin mayores connotaciones. Hernández Hernández, nacido en Lanzarote, pisará por tercera vez a los pies de la Alhambra. Allí hizo tablas el Rayo (2-2) y perdió el Atlético (2-1).

Un trío de colegiados serios, poco dialogantes salvo lo estrictamente necesario, ni pistoleros con las tarjetas, ni tampoco gesticulantes.

No sería la primera vez que después de tantos dimes y diretes, cálculos, porcentajes de posibilidades y cruce de «recados» entre aficionados desde que existen las redes sociales, nada cambia. Esto sería una buena noticia para los mallorquinistas que, sin embargo, tienen todo su derecho a exigir más y no asentir. Sea cual sea el final, no son  vasallos sino clientes y como tales siempre les asiste la razón.