Un empate inservible

Un gol de pillo anotado por Salva Sevilla en el lanzamiento de una falta prematura y un obús desde 30 metros disparado por Oscar como producto de otra infracción postrera sentenciaron un reparto de puntos que sirve de poco o nada al Mallorca y el Leganés en sus aspiraciones de permanencia. Ambos mostraron más carencias que virtudes como inequívoca señal de su situación en la tabla pese a que los madrileños pusieran más en pos del triunfo frente a un anfitrión más cobarde que conservador.

ALINEACIONES:

R.Mallorca.- Reina (3), Pozo (1), Valjent (1), Sedlar (1), Gámez (1), Baba (1), Salva Sevilla (1), Take Kubo (1), Dani Rodríguez (0), Cucho Hernández (1) y Budimir (0).

Minuto 51, Xisco Campos (1) por Dani Rodríguez. Minuto 67, Abdón (0) y Lago Jr. (0) por Budimir y Cucho Hernández. Minuto 82, Sastre (-) y Señé (-) por Kubo y Salva Sevilla.

C.D. Leganés.- Cuéllar (1), Awaziem (1), Omeruo (1), Bustinza (2), Rodrigues (2) Rubén Pérez (1), Amadou (1), Assalé (1), Aitor Ruibal (0), Oscar (2) y Guido (0).

Minuto 55, Roque Mesa (2) y Brian Gil (1) por Rubén Pérez y Aitor Ruibal. Minuto 61, Guerrero (1) por Amadou. Minuto 80, Avilés (-) por Assalé y Rosales (-) por Awaziem.

ARBITRO:

Mateu Lahoz (3), del Comité de Valencia. Sin apenas un solo error. Amonestó a Dani Rodríguez, Lago Jr. y Budimir, del Mallorca, así como a Oscar, Rodrigues, Rubén Pérez y Rosales del Leganés.

GOLES:

Minuto 9, Salva Sevilla transforma una falta desde el borde del área al tirar raso mientras la barrera se alzaba para obstaculizar el tiro y el balón se cuela ante la sorpresa de Cuéllar. 1-0

Minuto 87, otra falta, esta mucho más alejada, a 30 metros de la portería, la transforma Oscar de un trallazo que se cuela por la escuadra más lejana sin opción para Reina. 1-1

COMENTARIO:

Por hacer un resumen rápido podríamos recurrir al partido anterior, el del Estadio de la Cerámica en Villarreal. El Mallorca en el papel del «Submarino» y el Leganés asumía el rol del impotente equipo de Vicente Moreno. Hasta los dos travesaños de Baba aquel día se equipararían al palo de Amadou y, sobre todo, al regalo de Guido que estrelló en el cuerpo de un Reina batido una pelota que solo tenía que empujar a la red. Pero, como todo en la vida, no soslayemos los matices pues los detalles no solo importan, sino que deciden.

Caben las pruebas, los ensayos, pero no los experimentos. Javier Aguirre, perro viejo, dispuso a tres centrales, uno de ellos, Bustinza, pendiente de las zonas a las que con frecuencia acude Take Kubo cuando abandona la banda, pero transformar a un delantero lento y «tanque» como Aitor Ruibal en extremo veloz no solo es imposible sino que, además, no puede ser. Poco avezado en estas lides, el improvisado carrilero abortó con una zancadilla al Cucho, casi penalti por centímetros, la única jugada que trenzaría el Mallorca en toda la tarde. Las consecuencias, tan fatales como ya se ha descrito.

El golpe dejó tocados a los «pepineros» que exclusivamente circunscritos a las virtudes de Oscar, tiraban de un inútil juego directo con evidente ventaja para la defensa local, que no echaba de menos a Raillo. Y Vicente Moreno lanzó un mensaje que no pasó desapercibido. Un minuto apenas tres minutos después de despoblar el centro del campo por la sustitución de Dani Rodríguuez, para pasar a defensa de cinco, con la entrada de Xisco Campos, el banquillo visitante reaccionó con un doble cambio: Roque Mesa para crear en la zona cedida por al adversario y Brian Gil para remover la concentración defensiva de los bermellones.

No, el blanquiazul ya no era fútbol directo o un constante bombeo de balones como hizo el Mallorca tres días antes, sino la permanente incursión de Rodrigues por una banda o de Assalé por el otro lado, en una búsqueda perseverante del área y la portería. Siete saques de esquina llegó a forzar por solo tres en contra, sin mayor riesgo que el de una pérdida de balón que un agotado y agobiado equipo local ya no era capaz de aprovechar. Del 55 al 95 fue un monólogo forastero que desembocó en el empate y no en algo peor más por el fallo del rematador, Guido Carrillo, que por el evidente acierto del guardameta, Manolo Reina.

El resultado no hunde en la tabla a ninguno de ambos contendientes, aunque les deja tocados y a falta del descabello a la vista de un más que probable desenlace.