Bailad, bailad malditos

Sigue el baile de entrenadores. ya han caído cuatro en primera división y el doble de ellos en Segunda, una sangría que no se detuvo nunca pese a que los oráculos auguraban una mayor responsabilidad en cuanto los clubs de fútbol se convirtieran en sociedades anónimas bajo una ley, por cierto, hoy día obsoleta hasta le médula. EL CSD también debe estar más pendiente de las elecciones en Catalunya en general y las del Barça en particular.

Al hilo de un detalle en el que me hace caer uno de mis amigos en Ibiza, el Labi Champion, me paro a pensar que detrás de cada cese o dimisión en los banquillos, no sucede otra u otra en las secretarías técnicas. Parece lógico que si un director deportivo se ha equivocado con el entrenador al punto de tener que despedirle, él mismo debería seguir idéntico camino. Pero no es así. Se ve que el sillón del despacho es más cómodo que el de la banda. Solo uno, el del Zaragoza, se ha marchado o, mejor dicho, le echaron.

Y no, no se crean que esta gente no cobra un buen pico. Muchos de ellos más que el técnico en cuestión e incluso más que algunos futbolistas, no todos por supuesto. Dicho sea por el ahorro de costes. Yo creo que, para dar ejemplo, tal vez a algún presidente se le ocurrirá que de la misma manera que despedir a uno es más fácil que despedir a once o a veinticinco, cargarse a quien fichó a a estos últimos y al uno, le resultaría más rentable deportiva y económicamente.