No sé por qué, pero ver letreros de “este coche sobra” pegados en las carrocerías de coches de alquiler o atentados contra empresas privadas, sean turìsticas o no, pintadas de turistas go home en las paredes de Palma o la prohibición de alquilar una propiedad inmobiliaria particular, me recuerdan demasiado a ciertas formas del fascismo.