Ambición de comparsa

Hubo un tiempo menos lejano de lo que podría parecer, en el que el Mallorca aspiraba a cotas más altas que las de la permanencia en primera división, esa que ahora celebramos como una gran conquista en lugar de hacerlo como lo que es: evitar un fracaso.

Dentro de estos comienzos del siglo XXI, los bermellones han sido campeones de Copa, han participado en competiciones europeas y luchado por clasificarse entre los seis primeros de la liga y han  confeccionado ambiciosas plantillas de acuerdo con tales objetivos, más allá de que el fútbol no es matemático y con un buen equipo puedes incluso descender de categoría. Les ha pasado desde el Atlético de Madrid, al Valencia, el Sevilla, el Betis y otros muchos. Pero si compras un antiguo Seat 600 no tienes ninguna opción de ganar un rally aunque adquirir un coche de gran potencia no te garantice la victoria.

Los propietarios del club inquilino del reformado Son Moix apuestan por objetivos muy modestos tal vez acostumbrados por la ausencia de descensos en las conferencias de la NBA, pero aquí todo es distinto y esa falta de ambición para algo más que eludir los últimos tres puestos de la tabla ya condenó a duras sentencias a sociedades que fueron más poderosas como el Real Zaragoza o el Deportivo de la Coruña sin rebuscar en el desván de los desterrados. Cierto que sus condiciones económicas influyeron decisivamente, pero si de verdad quieres llegar a la luna, apunta a las estrellas; no solo al horizonte.