Días de vino y goles

El refranero ignora qué tiene el agua cuando la bendicen, pero a mi me gustaría saber qué clase de lluvia cae en Binissalem para que allí germinen las semillas de los deportistas que de sus viñas han brotado con más fuerza que la propia uva transformada en el vino internacionalmente conocido.

La relación comienza años atrás con los futbolistas Luis Ladaria o los sportinguistas (Gijón) Rafel Sastre y aquel veloz y hábil extremo, Toni Amengual. De casta le viena al galgo de la familia Sastre, cuyo hermano Lluis, hoy en las filas del Huesca y antes en las del Valladolid y el Leganés. Ninguno fue profeta en su tierra, pero tampoco les hacía falta. La tradición se extendió al baloncesto con el padre de Alex Abrines, Gabriel, que hizo sus pinitos en el malogrado proyecto del Prohaci Patronato, en tiempos menos gloriosos de los que vive Alba Torrens, la musa que ha inspirado este recuento.

Y no, no me dejo a Miguel Angel Moyá, ahora en la Real Sociedad. Pasar de suplente de Oblak a recambio de Rulli no es precisamente un salto cualitativo, pero es que lo «bailao» tiene tela: Mallorca, Valencia, Getafe, Atlético de Madrid y seguro que aún dará mucha guerra.

No sé si el secreto estará en la receta del «fideus de vermar» o el «arroç amb salseta», pero si fuera así que no se acaben las raciones.

Nota: Durante una temporada emití un programa de deportes y transmití los partidos de liga y Champions del Mallorca desde la emisora municipal de Binissalem y para otras cinco emisoras municipales más. Siempre recibí un exquisito trato. Gracias.