No es país para jóvenes

Hace unas semanas, exactamente el dia 21 de octubre y bajó el título «No hay vaselina para el ridículo» escribí en este blog exactamente lo que sigue: «…….crear ídolos a las primeras de cambio en busca de un Messi al que Vinicius, Brahim o Jovic jamás alcanzarán. Como no lo hizo Jesé y tantos otros encumbrados precipitadamente en su propio perjuicio y el de sus carreras». En su edición del sábado de El Pais, Jorge Valdano empieza así su columna «El juego infinito»: «Como el mundo del fútbol dispara las fantasías, hemos salida a la búsqueda de un nuevo Messi, como si eso fuera posible». Y no mi argumento no es que el exjugador y ahora comentarista me haya copiado la idea, ni por asomo ya que no creo que sepa siquiera de mi existencia, el apunte va en la vía de congratularme por la coincidencia de pensamiento.

Pero no es el Madrid el único inventor de nuevos «messis» que no mesías. En Barcelona abonan las raices de Ansu Fati , en el Atlético las de Joao Felix, aqui las de Kubo, o en la Masía las de Riqui Puig, que todavía no ha empatado con nadie. Los jardineros de tanto vergel en potencia no paran de regar, echar abono y mimar el talento que viene sin tener presente que el árbol no fructifica hasta que se hace adulto. Los medios de comunicación corean a estos nuevos «ícaros» que sueñan con volar cerca del sol sin temor a que sus alas de cera se derritan. Si eso sucede, no hay ojeador, técnico, periodista o espectador que se acuerde de ellos. Las portadas, las entrevistas, las cámaras y los micrófonos son sustituidos por el olvido con la misma o mayor rapidez que la espuma que les encumbró con prisas. No hay piedad para los malvados, ni tampoco para los aspirantes a estrellas.