Las lonas y los medios

Estamos de acuerdo en que no hay democracia posible sin medios de comunicación libres, veraces y verdaderamente independientes. Sin embargo los mismos políticos que de cara a la galería esgrimen y asumen dicha realidad son después los primeros en intentar cercenarla.

En el cada vez más interesado y emponzoñado mundillo del fútbol, nada es muy diferente. Al romper unilateralmente su convenio con IB3, Maheta Molango no ha atentado solamente contra la televisión autonómica, sino con la esencia de la información y su ejercicio en libertad. Y, particularmente, no creo que todo haya sido por subtitular una bronca de Vicente Moreno a sus jugadores que, por otra parte, ensalzó la figura del técnico ante la afición, sino por haber puesto el micrófono ante Dani Pendín y el propio entrenador para que reclamaran públicamente el perfil y el número de los fichajes que no llegan.

La aversión del consejero delegado del Mallorca con la mayor parte de periodistas deportivos, con la excepción de que le defienden por intereses puramente comerciales, se viene haciendo patente desde su aterrizaje en el club. No hace mucho su jefe de prensa se atrevió a recriminar telefónicamente al jefe de sección de un diario el tratamiento dado al contencioso entre el propio CEO y el futbolista Joan Sastre con motivo de su ostracismo por no haber renovado su contrato. Los mismos instrumentos que Molango usó para desvirtuar al lateral y desprestigiar a sus representantes, son los que ahora fustiga y castiga porque, a su inmodesto entender, no le bailan la conga.

La paz social conseguida a partir de la propiedad única y el ascenso a primera división ha omnubilado la mente de muchos e impedido ver la auténtica realidad del club vendido al mejor postor. A otros les hace creer que son los reyes del mambo y se creen omnipotentes en su trono de cristal rodeado de pladur. Si esta profesión fuera más solidaria y menos egocéntrica, sin más egos que los justificados y justificables, ni IB3 ni el resto de medios emitirían una sola palabra de la SAD mientras Molango fuera su máximo ejecutivo. Aunque no lo olvidemos, quien manda de verdad es Robert Sarver. Ni uno ni otro muestran el menor respeto por la afición y los medios, más aun les sobran una y los otros.

Y conste que el Ente Autonómico tampoco ha dado la cara por la mayoría de los compañeros despedidos o postergados. Si acaso según la empresa a la que pertenecieran. Pero lo cortés no quita lo valiente.