En abril, aguas mil

Van a su bola. Si Vicente Moreno traslada su disconformidad con los fichajes a Maheta Molango y este a su vez le pasa la patata caliente a la Propiedad, vamos mal. Si coincidiendo con ambos movimientos se filtra que a final de temporada el CEO presentará a los accionistas un resultado de más de 11 millones en la cuenta de explotación del club, aun peor. No es el momento de que nadie empiece a curarse en salud por si vienen mal dadas. Ni el entrenador, que no tiene que justificarse ante nadie y tiene todo el derecho a sentirse al margen de las promesas que le hicieron para prolongar su contrato, y mucho menos el primer ejecutivo que, según sus propias palabras, llegó al Mallorca para aprender y es evidente no ha aprobado ninguna asignatura.

Estaba yo echando un vistazo a las últimas diez jornadas del calendario, cuando se decide todo al tropezarme con este cruce de acusaciones veladas que sugieren una huida precipitada de la quema antes de que alguien avive el fuego. La situación es delicada, mucho, pero la suerte no está totalmente echada. Es cierto que la derrota frente al Valladolid ha descolocado a muchos, pero salvo debacle en Cornellá y pinchazo en la visita del Alavés a Son Moix, el mes de abril se me antoja más decisivo que febrero. Fuera de casa el panorama está muy complicado si no mejoran los resultados, pero serán los partidos del Leganés, Celta y Levante los que señalarán definitivamente el destino, siempre por supuesto a expensas de lo que hagan los competidores más cercanos.

Si me dieran a elegir entre Robert Sarver, Kohlberg y compañía, Maheta Molango o Vicente Moreno, yo lo tengo muy claro. Y creo que el mallorquinismo también por mucho que el gran capital mallorquín nunca se haya sentido cómodo con la SAD. Con razón. Cuando la han asumido los han acribillado y vilipendiado a golpe de envidia e inconfesables ambiciones particulares y privadas.