Entre pillos anda el juego

La detención del ex presidente del Barça, Bartomeu, junto a tres de sus colaboradores ha conmovido las redes sociales o, mejor dicho, a quienes aun creen en los pajaritos preñados. Aunque el negocio del fútbol se nutre precisamente de los miles de aficionados que todo es limpio, puro y transparente. Hasta Joan Laporta ha mostrado su perfil santificado lamentando este tipo de hechos como si la demanda de Tutumlu por sus flirteos en la República de Uzbekistán por unos amistosos con el Budyonkor  no hubieran existido. Le absolvieron, creo recordar. Toda una trama.

Pero si, el probable nuevo jefe de Mateu Alemany pinta como ganador de las elecciones que le volverían a sentar en al palco presidencial del Nou Camp. Ha sabido, a diferencia de Víctor Font y otros candidatos, vender ilusión o eso es lo que me dice algún ilustre seguidor del Barça y, en eso tiene razón mi interlocutor, el fútbol sobrevive a base de eso, de ilusión porque si tuviera que hacerlo de realidad ya se habría ido por donde los grajos vuelan bajo.

Coincido hasta cierto punto ya que distingo entre un vendedor de ilusión, incluso de quimeras, o el de motos, entre una buena película del oeste o una de indios. No es lo mismo. Claro que de no haber compradores no se fabricarían motos ni se producirían films de indios en los desiertos de Almería o los estudios de Cinecitta. Así que el guión se escribirá con el último presidente blaugrana a espera de juicio, su predecesor (Rosell interpuesto) de vuelta a las andadas, el mundial de motociclismo en pretemporada y las salas cinematográficas al cincuenta por ciento de su aforo.

¿Si?.