«Fútbol, mentiras y cintas de vídeo»

Nos da pereza hasta rebelarnos. No solo los socios del Mallorca se tragan lo que les echen, abonos pagados, acceso por sorteo, localidades ajenas, entradas erróneas. Somos todos. Viene el presidente del Gobierno y dice que la recuperación económica va viento en popa y al minuto siguiente te enteras de que muchos de los hoteles abiertos, algunos siguen cerrados, bajarán el telón el de septiembre. Me da que los datos de tal mejoría salen del mismo horno que las encuestas del CIS del señor Tezanos.

¿Por qué se mete usted en política?, o sea yo. No, no. Dios me libre. Es que ocurre lo mismo vayas donde vayas. ¿Es que Joan Laporta no conocía las dificultades de renovar a Messi al prometer a los socios culés su renovación en aras de recabar su voto. Exacto. Los ciudadadanos, los aficionados, todos nos hemos convertido en votos. Eso los que pueden votar, porque nadie ha puesto el menor veto, que no voto, a que los americanos dueños del Real Mallorca SAD, hayan vendido entradas sin garantizar su validez. ¿Cómo se puede poner a la venta un producto que no está en el mercado, sean cuáles sean las razones que lo impiden?. ¿Compraría Mr. Kolhberg una propiedad hipotecada si saber si se puede levantar dicha hipoteca?.

Y ya que llegamos a este punto, ¿nadie se ha dado cuenta de que la propuesta de Javier Tebas a la Liga supone pagar un préstamo durante 40 años, cuando la mayoría no puede ni pagar los que tiene?, ¿nadie se pregunta qué previsión de ingresos habrá en el futuro si patrocinadores y televisión, íntimamente relacionados, reducen la marcha y la oferta?.

¿Recuerdan aquella película de Stephen Frears, si no recuerdo mal, «Sexo, mentiras y cintas de vídeo», pues se ha quedado en «Fútbol, mentiras y cintas de vídeo», pero ¿a quién le importa?. A Messi, desde luego, no.