Insistente empeño

Javier Aguirre y sus ayudantes tendrán mucho trabajo durante esta pausa del campeonato y más vale que se la tomen en serio porque hay más de un futbolista que después de cuatro jornadas anda muy bajo físicamente.

Pero no es el único problema que presenta el equipo en este inicio de liga incomparable con otras épocas en las que los entrenadores eran otros y la plantilla también, más allá de que remover el pasado no conduce a nada salvo al entretenimiento de revisar estadísticas.

El técnico continúa empeñado en mantener un sistema con el que logró un considerable éxito la temporada sin contemplar la salida de jugadores clave que han dejado su puesto a otros ni mejores ni peores, pero si diferentes. Me extraña que un hombre de su experiencia e indudables conocimientos cometa un error muy pasado de moda en el fútbol actual: imponer un estilo a su manera, en lugar de aplicar el que mejor se adapte a las características de sus discípulos.

No es cuestión de alinear a cinco defensas o cuatro, ni a un delantero o dos. Encajar menos o golear más, no depende de la cantidad de zagueros o atacantes que salgan al terreno de juego. Otra cosa es que la idea de equipo de Pablo Ortells, director de fútbol, difiera de la del «Vasco», una duda que, dadas las circunstancias, es lógico plantear.

La principal víctima de tal incertidumbre es Sergi Darder, siempre en posición incómoda y fuera de su zona de confort pese a ser fichado y llamado para conducir e iluminar al conjunto, no para sacar las faltas, que también, más allá de que, en el colmo de los despropósitos, en Granada las acabara sirviendo Abdón. Amigos, si; pero sin salir.