Una plantilla descompensada

Es difícil intuir si la plantilla del Mallorca se confecciona a gusto del director de fútbol, del entrenador o consensuada entre ambos. Después siempre nos quedará el CEO con la rebaja, porque ya hemos comprobado, eso si está muy claro, que en los bolsillos de los americanos viven cocodrilos o caimanes.

Javier Aguirre ha adoptado un dibujo de tres centrales dentro y fuera de casa. Lejos de Palma los laterales suben menos y en Son Moix se adelantan más. El caso es que además del trío titular están Russo, Gayá e incluso Baba que puede ocupar esa posición para la que se busca, eso dicen, otro refuerzo. Realmente no sé si en este club se dedican a la construcción, la publicidad estática o al mercadeo de futbolistas porque, de verdad, me da que es mucho más necesario un segundo delantero y, sobre todo, un centrocampista de peso, no en kilos sino en calidad.

Comprendo que los equipos más débiles han de recurrir a cimentar bien sus murallas. Carecen de catálogo para plantar cara ante el riesgo de que no solo se la partan, sino que tengan que poner la otra mejilla. Sin embargo, si los rumores apuntan a noticia, Pablo Ortells podría haberlo pensado antes de enredarse con Copete. ¿O es que ahora no sirve?.

La sobre ocupación defensas contrasta, como digo, con claras deficiencias en las otras línea, medular y delantera. Un día se habla de Braithwaite y los cinco millones que ni Mateu Alemany puede rebajar hacen temblar los cimientos de Arizona. Al día siguiente volvemos a llamar a Abdón o rezamos para que el padre Angel no se lesione mucho. Y es que al Mallorca se le quiere, pero no se le entiende. Un alto ejecutivo de dentro me confesó en cierta ocasión y en torno a un café que ni ellos mismos aciertan a comprender. Por supuesto que a día de hoy y en público lo negaría.