Barça-Madrid, 24 horas después

descarga Me he tomado la libertad de esperar un día antes de exponer mi opinión sobre el «clásico» de ayer en el Nou Camp. Son una serie de notas sueltas más que el análisis de un partido sobre el que he leído y escuchado ya un montón de teorías. Es más una reflexión sobre cuestiones puntuales que la pretensión de sentar cátedra respecto al comportamiento de los dos grandes de la liga española, toda vez que el Atlético de Madrid ha venido a menos y el Sevilla no da el paso necesario y definitivo.

En primer lugar debo decir que Luis Enrique no ha aportado al Barça nada que ya no tuviera. Se ha limitado a recibir la herencia de Pep Guardiola y Vilanova, con el agravante de perder y no haber sustituido a Xavi, más importante que los tres técnicos juntos.

Dicho esto los problemas blaugrana pasan en primer lugar por una defensa muy vulnerable en la que Mascherano ha perdido ya todos sus recursos (comete dos penaltis y se ausenta en el remate de Sergio Ramos), mientras Busquets no atraviesa por su mejor momento ni mucho menos. Luego, sin Iniesta, se pierde el epicentro de la creatividad y el absurdo relevo, ya habitual, de Rakitic para dar entrada a Arda, futbolista cuya calidad no le alcanza para un grande, ya le costó la pasada temporada la derrota al anfitrión. Historia repetida. Claro está que no podemos pasar por alto ni disculpar los clamorosos errores de los intocables Messi y Neymar solos ante la portería y únicamente dignos de delanteros de categoría inferior e indignos de los millones que acumulan tanto el argentino como el brasileño.

Poco se le puede reprochar a un  Real Madrid poco brillante, pero sacrificado. Atacó menos porque presionó mucho. Y, en un ángulo más amplio, con Bale y Kroos en el terreno de juego me temo que el resultado habría sido otro y nada favorable para los catalanes.

A lo mejor no es lo hay, pero es lo que pienso.