La intención no es lo que vale
Que el CSD quiere cargarse a Rubiales por activa o por pasiva es una evidencia, sino el ridículo del ministro Iceta sería monumental y aunque casi todos los políticos tienen la piel de cocodrilo el panorama no está como para dar balas al enemigo y el TAD les salió, momentáneamente, por la culata.
El problema es que tanta insistencia cara a la galería termina por acorralar la credibilidad de las intenciones ya no por la displicencia de los sucesivos responsables del Consejo Superior de Deportes en las numerosas causas contra el presidente en cuestión, que todavía lo es guste o no, sino por los hechos que inevitablemente son los que avalan la pretensión y la convierten en algo más tangible que el propósito.
Salvo aquellos que dimitieron por convicción o vergüenza, el equipo federativo sigue siendo el mismo con el granadino o sin él. Su sucesor en funciones no ha tardado ni un segundo en subir al avión para acompañar a la Selección masculina, con Luis de la Fuente al frente, después de firmar la destitución de su colega de la Selección femenina, Jorge Vilda, por los mismos aplausos que no han condenado al primero.
Pero el secretario de la Federación Española de Fútbol, cargo importantísimo, que hasta se permitió remitir una carta a la UEFA reclamando sanciones contra el Gobierno, que habrían podido tener graves repercusiones para los equipos españoles en competiciones europeas, sin consultar a nadie por más que Pedro Rocha ordenara su retirada en cuanto pudo o supo, sigue en su despacho, igual que Madina Cantalejo, el jefe de loa árbitros o el resto de ejecutivos que están en condiciones de mantener al de Motril informado al segundo de cada paso que se da en Las Rozas. Podemos no creer en los topos pero, como las meigas, haberlos haylos.