Crueldad intolerable (1-1 en Son Moix)

Un penalti por mano de Galarreta, precedida de una de Adu Ares, transformado por Iñaki Williams en el minuto 94, proporcionó al Athletic un empate tan cruel como injusto para un Mallorca que defendió hasta el final con uñas y dientes el gol de Kang-in Lee a los 12 minutos de la segunda parte de un partido espeso en el que los locales estuvieron a un segundo de sellar su permanencia y  los visitantes obtuvieron un premio que no habían merecido en ningún instante, en su único remate a lo largo de los 94 minutos y en la última acción del encuentro.

ALINEACIONES:

R.Mallorca.- Rajkovic (1), Maffeo (1), Valjent (1), Raillo (2), Copete (2), J.Costa (1), Morlanes (1), Galarreta (2), Amath (2), Muriqi (1) y Kang-in Lee (2).

En el minuto 65, Dennis (1) por Raillo. En el 72, Baba (1) por Morlanes y Dani Rodríguez (1) por Amath. En el 83, Kadewere (-) por Muriqi y A.Sánchez (-) por Kang-in Lee.

Athletic.- Aguirrezabala (1), Paredes (1), Vivian (0), Yeray (0), Yuri (1), A.Herrera (1), Vesga (0), Iñaki Willliams (0), Raul García (1), Berenguer (1), Guruzeta (0).

Minuto 45, Nico Williams (1) por Guruzeta. Minuto 65, Zarraga (1) por A.Herrera y De Marcos (2) por Yeray. Minuto 74, Adu (2) por Berenguer y Dani García (1) por Vesga.

ARBITRO:

Figueroa Vázquez (0), de Sevilla. En caso de duda siempre favoreció al grande. Como muestra un botón: 7 faltas a favor del Mallorca y 17 en contra, penalti incluido. En un barullo dentro del área, Adu Ares toca la mano en pugna con la defensa, pero el balón sala hacia abajo en dirección portería y Galarreta pone la suya. Acto seguido se decreta el final del encuentro y se organiza una fuerte protesta en todo el banquillo mallorquinista que acaba con la tarjeta roja para Raillo, quien ya había visto una amarilla en la primera parte, igual que Muriqi y Maffeo. Del Athletic, Yuri y Nico Williams, ambos por protestar.

GOLES:

Minuto 57, contragolpe que culmina Amath con un centro pasado, Muriqi no acierta a rematar, pero logra llegar a la pelota, la cual retrasa sobre Kang-in Lee que la cuela por debajo de las piernas de Vivian y el cuerpo de Aguirrezabala. 1-0

Minuto 94, balón a la olla, saltan cuatro jugadores a por él, Adu Ares toca con el brazo, pero la acción continúa y Galarreta termina por interponer la mano con el cuero en dirección portería. El árbitro pita penalti, no interviene el VAR e Iñaki Williams transformas de tiro fuerte, raso y por el centro.

16.807 espectadores

OBJETIVO FRUSTRADO

Lograda la permanencia virtual, la estadística se daba por segura en Son Moix con apenas segundos antes de consumir la prolongación de cuatro minutos decretada por el colegiado. No pudo ser. El fútbol puede ser muy cruel y a veces injusto como la vida misma. La he tocado al Mallorca la cucharada de hiel justo cuando se disponía a saborear la de miel. Otras veces ha sido al revés. Pero es cierto que no mereció perder dos de los tres puntos en disputa y mucho menos que se lo llevara un Athletic plano y plagado de rotaciones, cuyo sentido y mensaje es complicado entender.

No es preciso ahondar en los planes de Javier Aguirre, permanentes e invariables. Este 5-4-1 inamovible por el que los discípulos de Ernesto Valverde, menos intensos, algo prepotentes y más pendientes de la inmediata visita del Betis a San Mamés, nunca encontraron resquicios ni espacios. Si, ganaron la posesión, inútil como tantas otras veces, llegaron a tres cuartos de campo y desde allí se limitaron a lanzar centros al área en la que solamente había zagueros locales y uno o ningún rematador.

El Txingurri trató de invertir el guión con la entrada de Nico Williams, que intentó muchas cosas y le salieron pocas, todas ellas desde el plano individual. Los anfitriones buscaron con más ahínco un modo de salir de la cueva que no habían practicado antes del intermedio. Largos cambios de juego, alternando la banda de Amath con la de Kang-in Lee, en uno de los cuales hallaron premio a su entereza y sacrificio.

Lo que sucedió a partir del tanto del coreano, a partir de la lucha constante, inestimable y sorda de Muriqi, fue más de lo mismo, si acaso con un poco más de energía y cierta precipitación. La jaula de los «leones» se abrió para refrescar su acometida y, de paso, discutir el reinado del autor del gol en su zona de confort. Lo lograron, pero el empate final, totalmente inmerecido, llegó como producto de la suerte, la casualidad o como se le quiera llamar.

El cielo puede esperar al Mallorca, pero mucho tendrá que cambiar el Athletic si pretende jugar en Europa dentro de medio año.