De ilusión se vive, pero no se come

Si no recuerdo mal Maheta Molango afirmaba que el ejemplo a imitar era el del Eibar. No le llevaré la contraria, ni negaré el mérito del club armero, pero si tenemos en cuenta el tamaño de la ciudad, la competencia interna por la proximidad del Athletic y la Real, y su teórico potencial sociológico respecto a Palma en particular y Mallorca en general, me temo que encontraríamos paradigmas más afortunados.

El problema del club que compraron los americanos, si el Real Mallorca SAD, es que seis años después de dicha adquisición todavía no sabemos cuál es el proyecto. Trabajadores del club no de primer nivel pero si relevantes, me confesaron hace un par de años que ni lo sabían, ni jamás les habían hablado de ello. Y esa es una de las heridas que no se cierran porque puestos a seguir pautas y ya que el director de fútbol procede del Villarreal, ya hace tiempo que explicamos aquí la enorme distancia entre ambos.

De entrada el dueño o principales accionistas del «Submarino», son vecinos de la propia urbe a la que han integrado en el marco de intereses comunes. La industria de la cerámica, que incluso da nombre al estadio, se ha vinculado de tal manera con el fútbol que una alimenta al otro y viceversa. Y ambas han logrado poner en el mapa a una población que de no ostentar un gran peso en su provincia, ha superado con creces a su mismísima capital: Castellón.

Lo cuento con un cierto conocimiento de causa. Viví en el desempeño de mi profesión la época dorada de los «Orelluts», con los Planelles, Clares, Cela, Del Bosque, etc , mientras El Madrigal, ahora Estadio de la Cerámica, era un patatal, y no es broma, porque había algunos árboles al margen del terreno de juego, detrás de alguno de los cuales no ubicábamos los informadores. Así han cambiado las tornas por aquellos pagos.

Pero si, de aquella nada surgió una idea que ha permanecido invariable a diferencia de los cuentos de hadas que se siguen vendiendo en Son Moix. Y lo peor es que hay quien los compra.