A propósito de la violencia en el fútbol balear

Después de vender una vez más la moto de que suspendió la jornada del pasado fin de semana como muestra de su apoyo al estamento arbitral, cuando no le quedaba más remedio que hacerlo ante la negativa de los colegiados a pitar, la Federación Balear de Fútbol ha emitido un comunicado para definir en cuatro puntos las medidas que va tomar a partir de ahora para luchar contra la violencia desatada en los campos y en todas las categorías. Tarde, como de costumbre, porque todo lo que se asegura que se va a poner en marcha debía de estarlo hace tiempo sin necesidad de provocar actitudes extremas como las de los inscritos en el Comité que preside todavía Bartomeu Riera Morro, paisano y súbdito sumiso del presidente.

Esta misma semana Miquel Bestard espera dirigirse personalmente a los alcaldes de les Illes, no sé si a todos o hay quien enviará representación, para recordarles que está prohibida la venta de alcohol en los recintos deportivos. Quiero pensar que ya lo sabían, lo evitaran o no. El segundo punto incide en la creación de una Comisión Antiviolencia en la propia Federación pero, ojo, con carácter informativo. No se especifica el número de integrantes, ni quienes. Eso si, jugadores, entrenadores, árbitros y clubs, cuantós más y más fieles mejor. El III Congrés de Fútbol de les Illes Balears será monotemático y dedicado a la violencia. Cabe esperar que los ponentes no sean como Rubiales o David Vidal.

En paralelo a todo ello, la delegada del Gobierno, Aina Calvo tendrá que recibir a Bestard, no se indica si con Riera Morro o sin, para ver qué se puede hacer con las fuerzas del orden que, según el comunicado federativo, a veces tardan demasiado, como los bomberos y las ambulancias. Y, por si acaso, el comunicado sin firma pero con el logotipo de la FFIB da cuenta de que el dúo dinámico ya se ha reunido en Calviá, no con el alcalde, pero si en el Ajuntament. Si es que allí desde que se fue Margarita Nájera ya no quedan ni rotondas numeradas.